El ariete Dyego Sousa, penúltima incorporación rojiblanca en el mercado de fichajes, esconde un lado oscuro en su perfil deportivo. En julio de 2016, cuando militaba en el Marítimo de Funchal, el brasileño agredía al árbitro asistente Eduardo Alves en un choque amistoso ante el Tondela.

Aquella acción, documentada incluso gráficamente, le costó una sanción de 9 meses de suspensión, impuesta por el Consejo de Disciplina de la Federación Portuguesa y luego corroborada por el Consejo de Justicia, si bien se redujo a la postre a 6 meses tras el recurso presentado por el futbolista ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAD).

Conselho de Justiça confirma nove meses de suspensão para Dyego Sousa.https://t.co/66bTP1Iksf pic.twitter.com/JoMGKoeiLB

— Diário Record (@Record_Portugal) November 23, 2016

Tras el recurso ante el TAD, Dyego Sousa había podido jugar 21 partidos de Liga y luego tuvo que cumplir los cuatro meses restantes, por lo que ya no pudo volver a competir con el Marítimo, siendo a la postre transferido al Sporting de Braga, con el que firmó un contrato por tres temporadas de duración.

Según una información recogida por el diario Marca en esa época, “Sousa lanzó una garrafa de agua y dio un puñetazo al asistente Eduardo Alves cuando estaba en el banquillo del Marítimo en un partido contra el Tondela”. El presidente del Marítimo entonces, Carlos Pereira, declaró que ya no querían contar, ni siquiera para los entrenamientos, con el brasileño, por lo que buscaron una salida consensuada.