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El almeriense Jorge Pascual, un delantero en racha con la SD Eibar
SEVILLA FC 5-1 UD ALMERÍA | El acta de Vivancos
Almería/A nadie le debería extrañar la hecatombe de la UDA en Sevilla. Es simplemente el resultado de una tarea mal hecha desde el principio, aunque diría que desde la planificación del primer partido ante el Rayo. En aquel artículo correspondiente al estreno en liga, ya discrepé con varias de la decisiones de Moreno desde que se anunciara el once inicial.
Fue como si Moreno, con un equipo todavía en construcción, apostara crecer contra natura. O sea, de adelante hacia atrás, con un planteamiento que ni un Rubi al cuadrado habría propuesto. Ahí esta la hemeroteca para corroborarlo. Algunos comentaron que era demasiado temprano para criticar a un entrenador con un conjunto a medio hacer pero, dentro de un lógica compresión por todo ello, había que saber cómo se iba desenvolviendo el técnico con las piezas que tenía y también si estaba en el camino de aquel equilibrio entre ataque y defensa que tanto ansiaba la directiva tras la anterior campaña.
El resultado, no ya del marcador, fue negativo porque se fueron adivinando una serie de incongruencias y una forma de armar su equipo de manera sui generis, sin partir desde un sistema defensivo sólido, sin poblar de más efectivos el centro del campo y sin dotarlo de un filosofía más conservadora, con independencia de que todavía faltara algún jugador por llegar.
Con el paso de las jornadas los errores del técnico se iban repitiendo y se iban denunciando desde estas líneas, sobre todo ante el Celta y ante el Valencia, partidos que sin la metedura de pata de Moreno se podrían haber ganado. En ese caso la historia hubiera cambiado, pero pretender ir a Sevilla a intentar aprobar un examen sin haber hecho los deberes en condiciones, resultaba cuando menos utópico.
Y ahí ha estado el resultado de este desaguisado perpetrado por un entrenador que con sus decisiones ha ido logrando que sus jugadores parezcan peor de lo que son. El aspecto mental y la confianza son fundamentales y en estas jornadas discurridas Moreno no ha sabido generar un ambiente seguro en sus pupilos y además tampoco ha conseguido algo clave en cualquier buen técnico, mostrar las virtudes de sus jugadores y esconder las deficiencias de cada uno de ellos.
Más bien ha logrado todo lo contrario insistiendo en varias decisiones erróneas que a la postre han desembocado en un partido ante el Sevilla donde la UDA ha sido el fiel reflejo de un entrenador que no ha realizado bien su cometido. Con tan pocas horas para preparar el choque, el equipo de Moreno ha demostrado lo que es en la actualidad, un conjunto falto de confianza, poco trabajado en el aspecto defensivo y en donde los mecanismos de juego brillan por su ausencia.
Reto a quien sea a que me diga si la plantilla de la pasada campaña es, hombre por hombre, mejor que la de la presente temporada. Por supuesto que era inferior, de ello estoy convencido, si bien la ausencia de Ely se echa en falta. Sin embargo, con esa mejora del plantel con respecto a hace unos meses, Vicente Moreno no ha sabido ser el más listo de la clase para adaptarse al medio de la mejor manera y ha preferido jugar alegremente, de tú a tú, en demasiadas ocasiones cuando todavía su equipo ni estaba preparado ni tenía la confianza suficiente encajando tantos goles.
Siempre, repito, siempre hay que crecer de atrás hacia delante. Desconozco en el momento de redactar estas líneas si Vicente Moreno seguirá o no, pero desde mi parecer ya es el momento de buscar un revulsivo que devuelva la confianza al bloque y a cada jugador de manera individual. En tus manos está, Turki.
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