Escucharlos hablar en el tramo de la Rambla de Almería donde la Terraza España, Terraza Albéniz y Tiro Nacional formaban un triángulo boxeístico, es una delicia. Es como abrir y quedarse absorto leyendo El boxeo almeriense 1935-1992, la obra literaria que Juan Ortega presentará este lunes en el Edificio de la Mariposa. Se trata de una recopilación de historias, de un compendio de fotos, de la memoria de un deporte que fue "el más grande de Almería", en palabras del autor de la obra.

No hay que darles conversación ni es necesario segundas explicaciones, sus mentes reviven clásicos combates como si se hubieran disputado ayer mismo. Pese a que su cuerpo está castigado por el deporte de sus amores y sus neuronas son un aguja en un pajar de recuerdos boxeísticos, sólo hablan maravillas de esas tardes en las que se juntaban cientos de personas ante un ring, en el que tenían que combatir ante un rival, que después terminaba convirtiéndose en amigo. En eso insisten: el boxeo está claro que es un deporte de contacto, duro en algunos casos, pero noble y en el que el respeto al árbitro y al contrario están por encima de cualquier victoria.

Los sesenta fueron años gloriosos para el boxeo almeriense, con muchos campeones de España, entre ellos el propio Dionisio Bisbal que en la foto ven a la derecha [hermano del gran púgil José Bisbal y tío del cantante David Bisbal], pero la llama se fue apagando y la plata olímpica de Faustino Reyes fue el último gran golpe. Para evitar que todos esos recuerdos se pierdan en el olvido, para rendir homenaje "a cuantos jóvenes almerienses, que llevados de una gran ilusión y entusiasmo se calzaron los guantes en la búsqueda de una vida mejor", Juan Ortega escribe esta obra, que se venderá mañana lunes al precio de 12 euros, que irán destinados a la Casa Nazaret.

Las fotos, hoy teñidas de añoranza, de José Bisbal recibido como un héroe y paseado por Almería, de Gálvez venciendo a Urtain, de las veladas que se organizaban entre barrios, cuando púgiles de Pescadería se peleaban con los del Barrio Alto o de Regiones, y después lo celebraban todos juntos, recordarán que esta ciudad fue una cuna de grandes boxeadores.