Ni miedo ni dolor en una etapa de 761 kilómetro s

Los almerienses Antonio Lamarca y José Eolo salieron ayer de Madrid en bici para llegar mañana a Lisboa sin parar El recorrido es un infierno, con tramos sin caminos

Ni miedo ni dolor en una etapa de 761 kilómetro s
Ni miedo ni dolor en una etapa de 761 kilómetro s
Nico García

27 de septiembre 2014 - 05:02

Cuando uno entra en el despacho de Antonio Lorente Lamarca (1977, Almería), se pregunta qué reto tendrá ahora. Varias bicicletas, unos guantes de boxeo y un minigimnasio, formado por un par de poleas y unas pesas, hacen pensar que se trata de un tipo que lo da todo por el deporte. En la actual sociedad, son numerosas las personas que hacen ejercicio regularmente, pero pocos los hombres de hierro. Uno de ellos es el gerente de Grupo Lamarca. Otro, uno de sus amigos, José Eolo Gómez (1967, Almería), y gerente de Eolo Bike Center.

Los dos han hecho pruebas impresionantes, como la Titan Desert (900 kilómetros en bicicleta por el Sáhara marroquí, con recorridos muy poco señalizados, donde la navegación y la orientación juegan un papel fundamental); incluso José realizó en 2006 la París-Dakar en la categoría de coches.

Su nueva aventura se está desarrollando desde ayer temprano hasta mañana por la tarde. La II Powerade Ion Madrid-Lisboa. De Madrid a Lisboa. 761 kilómetros sin parar. Desde la capital española hasta la portuguesa subidos a la bici. "Dicen que es la prueba más dura del mundo", apunta José en el despacho de Antonio, antes de poner rumbo a tierras madrileñas para realizar la dura aventura. Es la segunda vez que realiza esta prueba, mientras que para Antonio es la primera.

"Nos hemos entrenado desde junio unas tres horas diarias. Incluso, cuando tenía poco tiempo por el trabajo, hacía algo aquí en el despacho. Los fines de semana hemos ido desde Almería a Granada y acto seguido hemos regresado, unos 360 kilómetros [ni la mitad de la prueba que están recorriendo ahora]", cuenta Antonio antes de partir, feliz por el nuevo reto, pero con la normal incertidumbre de pegarse ese atracón de kilómetros.

"No sé lo que son 700 kilómetros en bici. Tengo tres incógnitas. La primera es que haya unas condiciones climatológicas adversas. Otra es que nos salgan llagas y heridas. Y la tercera, que no tenemos descanso, vamos a estar 50-60 horas seguidas en territorio hostil", afirma Antonio. "La verdad es que a partir del kilómetro 300 te van a empezar a salir llagas. Tenemos que secarnos bien el sudor e ir cambiándonos de ropa", le responde su amigo, que le ha aconsejado sobre detalles de la carrera.

Se trata de una prueba con formato lineal non stop (sin paradas). Claro que pueden parar a comer algo ligero o cambiarse de ropa, pero tienen que tener cuidado. Los controles de paso hay que cumplirlos y siempre puede haber algún imprevisto, como que se salga la cadena -no llevan bici de repuesto- o que se pierdan. Y es que la carrera no se desarrolla totalmente por carretera, sino que hay tramos por montañas, otros por campo a través... De ahí que lleven un GPS para no perderse, algo que le intranquiliza a José. "Te preocupa perderte; por eso, hay que organizarse. El año pasado me perdí dos o tres veces", asevera. "Hay que organizar bien el tiempo, previniendo contratiempos, como que se nos rompa la bici", dice con total tranquilidad, como si fuese a comprar el pan en vez de realizar tal cantidad de kilómetros sin detenerse.

En la aventura sólo participan 680 deportistas, de los cuales sólo Antonio, José y trece más tienen una única compañía: la de la bici. Mientras que otros realizan la prueba en relevos de tres o cuatro ciclistas, ellos pedalean los 761 kilómetros que separan las dos capitales de la Península Ibérica de manera individual.

Ayer bien temprano se marcharon a Madrid, y en cuanto se bajaron del coche, ya estaban subidos en la bicicleta. El objetivo es estar mañana antes de las 18:00 en la capital lusa. Cada uno lleva dos asistentes. Edén y Gemma, dos amigos de José, le realizarán esa función; mientras que Javi y María estarán con Antonio.

El gerente de Grupo Lamarca es consciente de que el apoyo de la familia y amigos es importantísimo. "La familia es más que fundamental. Si no te apoyan, no puedes hacer estas cosas", comenta Antonio. "¿Si estamos locos? La gente no nos dice eso, aunque hay muchos que lo piensan", prosigue.

La pregunta que no puede faltar es qué le lleva a una persona a hacer estos cientos de kilómetros, sin parar, sin dormir, por el día y por la noche. "Cuanto más deporte haces, más te planteas nuevos retos. Uno de ellos es este", dice Antonio desde su despacho. Junto a José, ahora mismo estará luchando por cumplir uno de sus sueños, un auténtico desafío. Son los hombres de hierro de Almería. Aquellos que no le tienen miedo a nada.

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