Las moscas también piensan

Capacidad. La revista 'Science' demuestra que estos insectos poseen un grado de inteligencia Estudios. Este descubrimiento ayudaría a comprender mejor el aprendizaje del ser humano

Partes del cuerpo de una mosca común.
Partes del cuerpo de una mosca común.
Antonio Ríos

18 de agosto 2014 - 05:02

DE todo lo que he leído esta semana, el titular hace referencia a una de las cosas que más me ha llamado la atención. De ello se deduce que las moscas no sólo son esos insectos molestos, de utilidad dudosa que nos acosan en verano. Ahora también piensan. Ya tendremos que cambiar la expresión de "tienes menos cerebro que una mosca", porque al parecer, no son tan tontas como se pensaba, a pesar de tener un cerebro rudimientario y diminuto.

Las moscas, a la hora de tomar una decisión importante, se toman su tiempo en recopilar y analizar la información. Al igual que los seres humanos, así es como tratan de dar con la opción correcta para no equivocarse. Este nuevo descubrimiento, publicado en la revista Science, demostraría que estos pequeños insectos (Drosophila) también poseen un cierto grado de inteligencia. Una facultad que ha sido hallada, además de en el ser humano, en algunos primates e incluso en algunas ratas y ratones, pero nunca antes en seres con cerebros tan pequeños como las moscas. "Esta es la evidencia más clara, hasta ahora, de un proceso cognitivo que se ejecuta en un cerebro muy simple", explica el profesor Gero Miesenböck, cuyo equipo realizó la investigación en la Universidad del Centro de Circuitos Neurales y de Comportamiento (CNCB) de la Universidad de Oxford (Reino Unido). Estas investigaciones no sólo ayudarán a conocer mejor a estos insectos, sino que también pueden contribuir a comprender mejor los procesos de aprendizaje en los seres humanos.

¿Cómo funciona el cerebro humano?

Constituye la masa principal del encéfalo y es lugar donde llegan las señales procedentes de los órganos de los sentidos. El cerebro procesa toda la información procedente del exterior y del interior del cuerpo y las almacena. Aunque el cerebro sólo supone un 2% del peso del cuerpo, su actividad metabólica es tan elevada que consume el 20% del oxígeno. Se divide en dos hemisferios cerebrales, derecho e izquierdo. Los hemisferios suponen cerca del 85% del peso cerebral y su gran superficie y su complejo desarrollo justifican el nivel superior de inteligencia del hombre si se compara con el de otros animales. En cada hemisferio se distinguen:

La corteza cerebral o sustancia gris, de unos 2 ó 3 mm de espesor. Debido a los numerosos pliegues que presenta, la superficie cerebral es unas 30 veces mayor que la superficie del cráneo. Es el aspecto externo del cerebro. El cerebro humano está dotado de capacidades superiores que nos diferencian de las demás especies. La funcionalidad de las áreas corticales en los procesos cognitivos que son indispensables para el desarrollo del ser humano es muy compleja. Estas áreas están interconectadas o interrelacionadas con otras estructuras de nuestro sistema nervioso central que posibilitan la realización y efectividad de dichos procesos, tanto en el aspecto sensitivo como motor. La memoria, pensamiento y lenguaje resultan ser actividades que se llevan a cabo en el cortex cerebral. Las mismas que van a permitir al hombre poder desenvolverse e interactuar de una manera positiva con su medio.

El pensamiento es un proceso complejo que tiene su centro de elaboración en el lóbulo frontal de la corteza, con la participación de otras estructuras como el sistema límbico, tálamo y parte superior de la formación reticular. Es un proceso indispensable para la emisión de juicios, formulación y resolución de problemas, toma de decisiones, trasmisión de ideas, etc. El centro del lenguaje se ubica en el hemisferio izquierdo en la mayoría de las personas. La corteza cumple función motora, con respecto a la producción del habla (lecto-escritura) y función sensitiva en cuanto a la interpretación y comprensión del lenguaje.

La corteza se divide, en función de donde se localice, en cuatro lóbulos se denominan frontal, parietal, temporal y occipital. Cada lóbulo recoge una serie de funciones en particular:

-Lóbulo Frontal. Se relaciona con el control de los impulsos, el juicio, la producción del lenguaje, la memoria funcional (de trabajo, de corto plazo), funciones motoras, comportamiento sexual, socialización y espontaneidad. Los lóbulos frontales asisten el la planificación, coordinación, control y ejecución de las conductas.

-Lóbulo Parietal. Tiene un importante papel en el procesamiento de la información sensorial procedente de varias partes del cuerpo, el conocimiento de los números y sus relaciones y en la manipulación de los objetos.

-Lóbulo Temporal. Las principales funciones que residen en el lóbulo temporal tienen que ver con la memoria. El lóbulo temporal dominante está implicado en el recuerdo de palabras y nombres de los objetos. El lóbulo temporal no dominante, por el contrario, está implicado en nuestra memoria visual (caras, imágenes…).

-Lóbulo Occipital. Reside la corteza visual y por lo tanto está implicado en nuestra capacidad para ver e interpretar lo que vemos. Se encuentra en la parte posterior de la cabeza.

La otra parte del cerebro es el diencéfalo, que está formado por el tálamo y el hipotálamo:

-Tálamo:

Esta parte del diencéfalo consiste en dos masas esféricas de tejido gris, situadas dentro de la zona media del cerebro, entre los dos hemisferios cerebrales. Su importancia está en que en él se controla el sistema hormonal y nuestros instintos más básicos, como el hambre o la sed, los instintos sexuales y el sueño. Una lesión en el tálamo puede provocar un coma irreversible.

-Hipotálamo:

El hipotálamo está situado debajo del tálamo en la línea media en la base del cerebro. Es el encargado de la regulación de los impulsos fundamentales y de las condiciones del estado interno de organismo controlando el sistema nervioso autónomo, responsable del funcionamiento del corazón (frecuencia), presión arterial, respiración, actividad digestiva. El hipotálamo también está implicado en la elaboración de las emociones y en las sensaciones de dolor y placer. En la mujer, controla el ciclo menstrual.

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