Su movilidad, la manera de espabilar

Si Iago Falqué ya se ganó los piropos en el encuentro pasado ante el Sabadell, ayer también fue el hombre más importante del Almería junto con Charles. El gallego comandó el juego ofensivo de los rojiblancos una vez que abandonó la banda y se movió por el campo como quiso. Y eso que empezó pegado a la derecha, quizás para buscar el recorte y el tiro. Pero el experimento de Gracia no funcionó y a los diez minutos volvió a su zurda natural.

Desde la izquierda Falque puso varios centros muy peligrosos. El primero casi significa el 2-1, pero Charles se precipitó a la hora de encañonar una dejada de Fernando Soriano. El Guadalajara vio que su banda era la más peligrosa, puesto que ayer Jonathan fue el único que no supo despertar del letargo tras los dos primeros goles locales, y rápidamente el marcaje de Aitor fue mucho más pegajoso para el gallego.

A raíz de quedarse con uno menos el equipo alcarreño, Falque fue encontrando más espacios. Ya no tenía que estar tan atento a su banda y comenzó a recibir y distribuir entre líneas. Una jugada personal, que inicia en la izquierda, combina con Soriano y culmina con un centro desde la derecha estuvo a punto de convertirse en el empate, pero entre Toño y el larguero lo evitaron. Los movimientos del gallego le habían cambiado la cara ofensiva al Almería.

Sin embargo, entre el cansancio y la entrada de Rubén, que pasó a ocupar la mediapunta, Falque se fue apagando en los últimos minutos. El 2-2, a la postre definitivo, le obligó a volver a su posición en la banda para evitar un último susto del Guadalajara. Y éste llegó precisamente por su zona. Ni él ni Christian, todo un coloso en el juego aéreo ofensivo, son capaces de despejar un último balón que acaba en córner. Gracias Rafita, gracias Razak.