En cuanto el pasado verano se conocía el calendario para la campaña que expira el próximo fin de semana, los más susceptibles ya maliciaban el escenario que se va a producir en el Anxo Carro: el Almería jugándosela a todo o nada con Francisco como 'juez' indirecto del partido al ocupar el banquillo del Lugo.

El entrenador almeriense ha cuajado un buen año en las filas lucenses e incluso ya suena para clubes de mayor calado como el Granada CF. Tras protagonizar un fulgurante inicio de temporada, metiendo al Lugo en zona de play off, en la segunda vuelta bajó sus prestaciones y pronto no tuvo objetivo por el que luchar, al quedar lejos la zona de ascenso, pero también las plazas de descenso, moviéndose desde entonces en tierra de nadie.

En las dos últimas jornadas los gallegos han sido convidados de piedra en los ascensos del Huesca primero y del Rayo Vallecano después, empatando hace tres jornadas con un implicado en el descenso, la Cultural Leonesa.

Sin nada que jugarse más allá del orgullo propio y despedirse de su afición con un buen sabor de boca, afrontarán el choque ante los rojiblancos. El 'papelón', en todo caso, es para Francisco, que se ve en la tesitura de poder ser el ejecutor del descenso a Segunda B de sus ex o vivir en directo la permanencia.

La experiencia de su salida del conjunto unionista fue más bien traumática, destituido al pie de la escalera del avión que traía al equipo de vuelta a Almería tras caer goleado en Ipurúa ante el Eibar. Tras dirigir al filial, Francisco había logrado eludir el descenso en el regreso a Primera con un plantel bastante limitado.

Era destituido al año siguiente y pasaba un año en blanco, firmando luego por el UCAM, dándose la coincidencia de forzar la destitución de Fernando Soriano al ganar en el Mediterráneo, si bien descendería en la última jornada. El sábado los ojos de sus paisanos estarán puestos en el once que alinee y la derterminación de sus jugadores.