UD ALMERÍA | El Acta de Vivancos

De aquellos polvos vinieron estos lodos

  • El mal viene de jornadas anteriores, donde determinadas decisiones acordadas desde el banquillo minimizaron las opciones de la UDA 

  • Por fin se confía en Lopy, con clase y seguridad

Moreno se dirige a sus jugadores durante la pausa para la hidratación

Moreno se dirige a sus jugadores durante la pausa para la hidratación / Andreu Esteban / EFE (Villarreal)

Lo acontecido en Villarreal podía ocurrir. De hecho fue inevitable no acordarse del choque de la pasada campaña en el mismo escenario, con un desenlace muy similar. Esto es Primera División y si se perdona los contrarios disponen de suficientes efectivos con clase y categoría para hacer que uno se quede con cara de tonto. El problema en el que se está metiendo la UDA en la clasificación no proviene de los errores de este último partido en defensa, ni siquiera de las múltiples ocasiones perdidas, porque como antes indiqué se jugaba en el estadio de uno de los mejores conjuntos de la categoría y se dio la cara de sobra.

El mal venía de jornadas anteriores donde determinadas decisiones acordadas desde el banquillo minimizaron las opciones de una UDA que por estar en construcción no eximía al técnico de poder purgar sus pecados futbolísticos. Alguien puede argumentar que Moreno estaba armando a su equipo y que no se disponía de una plantilla completa, pero con los mimbres de los que disponía en cada encuentro el entrenador valenciano podía haber sacado más rédito, y desde este espacio se denunció ya en la primera jornada.

Desequilibrios entre líneas, el ser demasiado atrevido con la presencia de tanto atacante y el riesgo de sacar el balón jugado sin disponer de los jugadores adecuados en el once inicial, junto a más incongruencias expuestas en actas anteriores, que llevaron a la UDA a tener que visitar el estadio de la Cerámica con un solo punto y viendo ya a cierta distancia a algunos de los rivales que también luchan por la permanencia. Llegados a esta jornada, se apostó al fin desde el banquillo por poblar el centro del campo con más efectivos, lo que hizo que se consiguiera un interesante equilibrio que desconcertó al propio Villarreal.

También se decidió de una vez confiar en Lopy, un jugador que a cualquiera que entienda algo de fútbol le encandila desde que lo ve en acción diez minutos, con una clase y una seguridad impropias de un jugador tan joven, pero a Moreno no terminaba de convencerle. Supongo que ahora, con retardo, sí. Aun con esas teóricas mejoras que en la práctica se ratificaron sobre el tapete, se volvió a confiar en un negado Embarba como acompañante de Suárez en punta, sin resultado alguno como era de prever, si bien el buen hacer de sus compañeros gracias al acierto, esta vez sí, de Moreno, hizo que el paupérrimo estado de forma del extremo madrileño no desentonara en exceso.

O sea, varios de los planteamientos erróneos denunciados antaño desde estas actas, se corrigieron para así plantarle cara a todo un Villarreal en su propio estadio, con un contratiempo más, el tener que contar con Édgar de central cuando se ve a las claras que el chico se adaptaría mejor en otra posición. Luego, el devenir del partido posibilitó que, en un cara o cruz, el fútbol fuera tan injusto con la UDA y que la probabilidad de puntuar se esfumara por la enésima penetración visitante por donde desde el primer minuto lo intentó el Villarreal y por donde, a la postre, se gestaron los dos tantos en contra.

No se trata de cargar las tintas por este o aquel fallo de la UDA, como también tuvieron los jugadores del Villarreal, sino por haber llegado con toda la rémora expuesta en la clasificación al estadio de la Cerámica, por las decisiones anteriores de Moreno. De aquellos polvos han venido estos lodos, a la espera de que lo mostrado y ratificado en Villarreal sirva para remontar en la clasificación, pese al retraso acumulado.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios