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Cuando el referente está en casa

  • Francisco Paniagua , Juvenil de El Pozo, se sumerge en una nube cuando defiende a su ídolo, Miguelín "Al principio los veía entrenando y no me lo creía", admite del primer equipo

Cuando los focos se encienden cualquiera desearía estar en su piel. Juega al fútbol sala, su destreza con el balón es excelsa y encima se codea con los mejores. ¿Se puede pedir más? Cuando las luces se apagan son menos los que se cambiarían con él. Por suerte o por desgracia, en la vida aunarlo todo no es posible. Francisco Paniagua Soler 'Pani' cumple un sueño jugando para el Juvenil de El Pozo Murcia, aunque lo hace a casi 200 kilómetros de casa. Y eso pasa factura, como él reconoce. Ni llevar grabado en la piel el nombre de sus padres evita esos momentos de tristeza.

Este joven de Huércal de Almería ha vivido en doce meses lo que mucha gente no disfrutará en una vida entera. Por fortuna, él lo sabe. Si echamos la mirada un año atrás este jugador de fútbol sala estaba jugando en Tercera División, categoría sénior cuando él aún era juvenil de primer año, en Gádor. Antes, en su etapa en el Bayyana fue cuando el destino le sonrió. Recibió una llamada para ir a un torneo de Navidad formando parte de la entidad murciana. Allí gustó su juego a los técnicos rojillos y justo un día después le propusieron probar otra semana. Tal fue el agrado que volvió a disputar un torneo en Semana Santa. En ese momento, la apuesta de El Pozo fue denitiva. 'Pani' tuvo sobre la mesa la oferta para 'volar' con destino Murcia. "Sin pensármelo dije que sí", rememora mientras una sonrisa amplia adorna su rostro. El tiempo vivido en la ciudad pimentonera difícilmente se puede superar. Campeón de la comunidad y también de España. Ahí es nada. La final del Campeonato nacional se resolvió en la tanda de penaltis, donde su equipo logró imponerse al FC Barcelona. "Jugar contra ellos es otro mundo, es muy complicado", recuerda del duro choque contra los azulgrana. Qué duda cabe que el recuerdo del torneo no puede ser mejor. "Eso sí que es una experiencia. En mi primer año en El Pozo quien me iba a decir a mí que iba a ser campeón de España después de todo lo que he pasado", explica con entusiasmo.

Sus logros personales no acaban aquí, por mucho que parezca lo anterior para cualquiera. Pani también ha podido durante estos meses debutar con el segundo equipo de la entidad murciana. Y qué mejor plaza para debutar que Gádor. El equipo almeriense organizó un amistoso en pretemporada contra el filial rojillo y el futbolista pudo disputar sus primeros minutos. Tras el estreno sus compañeros lo raparon al cero en el vestuario. Cuestión de rituales. Pese a todo, el protagonista guarda un grato recuerdo del momento. Un vínculo que se ha alargado durante toda la temporada al poder seguir entrenando diariamente con ellos en el Palacio de los Deportes. "Es muy difícil porque son muy fuertes y saben a qué juegan. Te tienen pillado y no puedes hacer casi nada", explica. Una dificultad que le ayuda para desarrollar su juego en su categoría. "De estar acostumbrado a jugar con profesionales, sí se nota mucho cuando juego con los de mi edad", reconoce.

Estar merodeando todos los días por la instalación donde también entrena el primer equipo hace que el contacto con sus jugadores sea normal. Eso sí, ahora que lleva un año. Al llegar, su incredulidad al verlos tan cerca alcanzaba límites extraordinarios como él mismo admite. "Al principio cuando los veía en pretemporada flipaba y no me lo creía. Conforme va pasando el tiempo eso baja, porque ya nos saludamos y hablamos", dice. En este sentido comparte un anécdota curiosa: "De hecho, las botas de fútbol me la dan algunos de ellos". Tan largas son las temporadas deportivas que en ocasiones dejan huecos para que los jóvenes completen algunos entrenamientos. Esa suerte tuvo el almeriense. "Yo he entrenado con el primer equipo una o dos veces. El ritmo no lo puedes aguantar. Acabé muy cansado, pero con ganas de que me llamasen al día siguiente para volver a dar el 200%", declara. Casualidades del destino, Miguel Sayago 'Miguelín', jugador de El Pozo Murcia, es su referente en el mundo del fútbol sala. Ambos son alas y en las sesiones de trabajo les toca defenderse. Imaginen lo que es compartir pista con un espejo en el que deseas reflejarte. "Siempre lo he tomado como referente. Entrenar con él es un subidón de adrenalina. Es muy buena gente, te ayuda en todo lo que sea. Le pido consejos y me los da", comenta con satisfacción.

Pese a haber vivido varias vidas en muy poco tiempo, el apetito de este menudo joven sigue intacto. Y seguramente ahí radique la causa de su éxito. "Me gustaría seguir en El Pozo y crecer a nivel profesional. Sueño con llegar a Primera División", profesa con una calma aparente. También destaca su humildad. "No me voy a olvidar de donde vengo", dice con rotundidad. Decía el político estadounidense Colin Powell que "un sueño no se hace realidad mágicamente: se necesita sudar, determinación y trabajo duro". De eso el protagonista sabe un rato.

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