La responsabilidad de ser árbitro

Tirso Pérez Socías, a sus 23 años, se ha formado como persona a la par que ascendía como colegiado

Tirso Pérez Socías, equipado con el chándal de la Federación.
Tirso Pérez Socías, equipado con el chándal de la Federación.
Raúl Piñeiro Rodríguez

23 de marzo 2009 - 05:02

No es fácil que un chaval joven pueda llegar a renunciar a sus fiestas con los colegas. Cuando uno está acabando el instituto o empezando estudios superiores, se suele pensar más en el ocio que en las responsabilidades y, por supuesto, uno no se busca más obligaciones de las necesarias. Sin embargo, un joven árbitro almeriense, Tirso Pérez Socías, decidió renunciar en su momento a todo eso para dedicarse a un hobby que se ha convertido en su gran pasión: el arbitraje en fútbol sala.

"Todo vino porque un amigo de mi padre es árbitro de fútbol y me dijo que si quería empezar los fines de semana como cronometrador para ganarme un dinerillo extra. Empecé de cronometrador, luego pasé a arbitrar a los niños chicos y de ahí fui ascendiendo hasta llegar a Primera B, donde estuve dos años, antes de ascender a Primera A donde llevo ya dos años tras pasar las pertinentes pruebas físicas", explicaba el colegiado almeriense de 23 años de edad.

Al principio miraba la economía, pero luego se lo tomó casi como un segundo trabajo: "Primero era el dinerillo extra, pero luego se convirtió en una responsabilidad más. Se convirtió en una especie de segundo trabajo, porque tienes unas obligaciones. Si tienes un partido el domingo por la mañana no puedes salir de fiesta la noche del sábado", señalaba.

Con esta dedicación, no es extraño que Tirso sea el colegiado más joven de Andalucía: "De Almería soy el más joven y de Andalucía también lo soy. Ahora en mayo hago las pruebas para ascender a Plata, que son las dos categorías máximas, porque yo estoy en Primera A, que es como la Segunda B de fútbol. En mayo son las pruebas físicas y como me estoy preparando también las oposiciones de policía espero superarlas porque físicamente ando bien".

Sin embargo, el joven trencilla no quiere hacerse muchas ilusiones: "A nivel profesional siempre ha habido enchufes, aparte de que es muy difícil llegar. Los enchufes te echan para atrás, aunque está claro que me lo planteo, porque a raíz de mi ascenso a Primera A le he cogido el gustillo a esto del arbitraje, ya que te dan un chándal de la federación, unas zapatillas, tu nombre sale en las crónicas de internet en la página de futsalsur. Ves que el nivel de fútbol sala en esta categoría es más importante, aunque no se me caen los anillos si tengo que pitar en categorías más bajas".

A pesar de que Tirso disfruta con el arbitraje, también reconoce que no todo ha sido de color de rosa en estos 7 años como colegiado: "La peor experiencia la tuve en diciembre del año pasado, cuando un jugador me dio un golpe en la cara. Ese ha sido el único incidente que he tenido en 7 años arbitrando. Nunca se puede justificar la agresión a un árbitro, por muy mal que lo hagas. El año pasado también tuve un accidente con el coche yendo a Linares . Todo eso hace que mi madre siempre ande más preocupada, pero generalmente nunca he tenido mayores problemas", concluyó.

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