La rodilla del saltador

La rodilla del saltador
La rodilla del saltador

10 de octubre 2011 - 05:02

CADA vez es más frecuente la visita en la consulta del traumatólogo de padres que acuden con sus hijos por dolor de rodilla. Suelen ser niños preadolescentes, con una actividad física muy intensa, en ocasiones desmesurada, ya sean jugadores de fútbol o baloncesto, además del ejercicio obligatorio en el colegio y que, tras los últimos entrenamientos o partidos, el niño cojea.

Es muy característica de los deportes de salto que precisan de movimientos repetitivos y frecuentes en el plano vertical como ocurre, no sólo en el baloncesto, sino también del voleibol, por ejemplo.

¿POR QUÉ SE PRODUCE?

En el fondo de lo que se trata es de una tendinitis del tendón rotuliano, que es el encargado de extender la rodilla y de saltar. Cuando realizamos alguna de estas actividades deportivas, el tendón se estira y encoge como una goma.

Hay muchas causas que provocan dicha tendinopatía. Lo más frecuente es que sea el resultado de prolongadas y repetidas sobrecargas mecánicas.

Los cambios que se producen en el espesor del tendón son debidos, al comienzo del proceso, a microrroturas que provocan el deterioro del colágeno y conllevando a la producción de la fibrosis (tejido de cicatrización). El colágeno es un elemento fundamental del tendón y que es responsable de la mayoría de las propiedades de los tendones como es la capacidad de adaptación al esfuerzo y la elasticidad.

Si se produce la fibrosis, el tendón deja de ser una "goma elástica" para convertirse en una "cuerda", con la consiguiente peor adaptación al esfuerzo que en su estado natural. La lesión se suele producir con más frecuencia en la unión del tendón con el polo inferior de la rótula, aunque la parte fundamental del tendón quede intacta. Esto se denomina ENTESITIS DEL POLO INFERIOR DE LA ROTULA y supone el 90% de la patología que asienta sobre el tendón rotuliano.

No hay que olvidar la tendinitis que afecta a los jugadores jóvenes, que es la que asienta en la unión del tendón anterior de la rodilla con la tibia, lo que fue descrito hace años como el síndrome de Osgood-Schlatter, y en ocasiones se aprecia un "bulto" en la parte inferior de la rodilla, correspondiente a la unión del tendón-hueso que se hace muy prominente y dolorosa sobre todo en períodos de crecimiento, pasando a ser asintomática cuando el crecimiento cesa tras la adolescencia.

Las causas por las que se producen estas lesiones van estrechamente relacionadas con las características del entrenamiento, la frecuencia, duración, intensidad, el tipo e idiosincrasia de la competición y a superficie de juego, entre otros se consideran los factores extrínsecos o que no dependen del jugador.

Pero hay otras particularidades que dependen del propio jugador y su morfología como, por ejemplo, las alteraciones del eje del aparato extensor como cuando las rodillas se encuentran en posición de X o genu valgo, o cuando la forma de las piernas tiene aspecto de "paréntesis" o genu varo.

Rótulas grandes o rótulas demasiado altas, típicas del jugador de baloncesto que es muy alto y longilíneo. Esta disposición hace que los tendones de la rodilla estén demasiado alargados y sufran latigazos y movimientos rotatorios forzados cuando se realiza el salto o los giros.

En los últimos años la frecuencia de este tipo de lesiones se ha disparado debido al incremento de frecuencia e intensidad de los entrenamientos y un ritmo de competición más exigente y extenuante.

Las roturas del tendón rotuliano no son tan infrecuentes durante la práctica del baloncesto y el mecanismo para que esto suceda es el mecanismo de la impulsión cuando el jugador va a saltar; en este caso, el tendón se rompe limpiamente. Pero cuando hay una caída o un traumatismo sobre la rodilla, se produce un arrancamiento del tendón con la pastilla ósea correspondiente.

PREVENCIÓN

Se puede prevenir la aparición de la tendinitis de rodilla. Es importante la realización de ejercicios excéntricos con goma elástica para que el tendón se acostumbre de una manera más progresiva y fisiológica a las tracciones. Puede ser interesante el uso de una cincha infrapatelar. Es como un brazalete que se sitúa alrededor de la rodilla para que las cargas se trasmitan justo hasta dicha cincha y la zona inflamada no reciba impactos.

TRATAMIENTO

Como en todas las tendinitis, el primer paso es el cese de las actividades que han provocado la lesión. Sin embargo, esto no implica hacer otros deportes que no sobrecarguen el tendón. Recomendamos la elíptica como máquina o ejercicio de poco impacto y no queremos perder la forma física, la piscina, pero siendo muy cuidadoso con los ejercicios, por ejemplo, evitando la braza.

El frío local y los antiinflamatorios, ya sean locales u orales, están indicados durante al menos siete días. Es importante continuar con tratamiento rehabilitador. Este debe ir orientado, básicamente, a reducir la inflamación y el dolor.

Se pueden utilizar diferentes tratamientos como EPI, TECAR, onda corta…Además, el fisioterapeuta nos indicará una rutina de ejercicios excéntricos destinada a readaptar el tendón rotuliano a los nuevos esfuerzos, a preparar el tejido para que responda sin sobrecargas. En el caso que con este tipo de tratamiento, la situación no mejore y, en cuanto comenzamos la actividad física se produce una recaída, estaría indicada la realización de infiltraciones con plasma rico en factores de crecimiento.

Esta terapia biológica muy de moda, consiste en la extracción de sangre al paciente, centrifugarla separando las células sanguíneas que reparan, las plaquetas, del resto de células como las que transportan oxígeno, activarlas mediante la aplicación de cloruro cálcico, e infiltrarlas en los alrededores del tendón.

De esta manera se consigue activar la reparación completa del tendón por tejido de cicatrización de calidad. Esto debe ser repetido en un par de ocasiones durante dos o tres semanas. Se suele conseguir una remisión completa de la sintomatología y el deportista debe ir progresando, poco a poco, en su disciplina deportiva.

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