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El rojo y el amarillo ganan otra vez

  • Vila Real de Santo Antonio y Ayamonte vivieron el fratricida duelo ibérico con mucha pasión, pero con absoluto respeto · Fueron más bullangueros los españoles, que también vencieron en animación

El rojo y amarillo que tiñe estos días nuestras calles se torna verde y rojo nada más cruzar el puente internacional que sobre el río Guadiana separa Ayamonte, en Huelva, y Castro Marim y Vila Real de Santo Antonio en el Algarve.

El deporte en esta ocasión -Portugal-España, semifinales de la Eurocopa 2012- ensanchó temporalmente el Guadiana para separar a las gentes de ambos lados de la frontera durante las más de dos horas que duró el encuentro.

En la plaza Marqués de Pombal, en pleno casco histórico de Vila Real de Santo Antonio, se respiraba antes del inicio del choque cierto aire de tranquilidad mientras varios centenares de portugueses se daban cita en los bares de la zona para disfrutar del partido mientras saboreaban en abundancia los típicos caracoles de esta época del año y, cómo no, el buen marisco por el que se distingue esta parte del litoral portugués. Todos se mostraban confiados, encomendados a su gran estrella, Cristiano Ronaldo, en la victoria de su equipo.

Especialmente bullangueros se mostraron durante el sufrido encuentro un numeroso grupo de padres que, procedentes de Setúbal con sus hijos, se encuentran estos días en el Algarve con motivo, precisamente, de la disputa de un campeonato de fútbol infantil para niños. La Copa 21 contó uno de los padres llamado Augusto Santos, quien aseguró que Portugal "va a ganar porque Cristiano marca siempre la diferencia". No obstante, Santos también confesó cierta preocupación "porque el juego de España es muy competitivo y tal vez nos toque sufrir un poco", a lo que añadió su temor sobre todo por Iniesta y por Casillas "si llegamos a los penaltis". Dotes adivinatorias.

Entre tanto verde y rojo, de repente, varias banderas españolas recuerdan que al otro lado del río se encuentra España, claramente visible tan sólo con alzar un poco la vista. Se trataba de Luis Capello y Joaquín Tizón, tío y sobrino, que se encuentran en Portugal de vacaciones y que no han querido perderse la "oportunidad" de disfrutar del choque "en territorio enemigo". "Eso sí -prosigue Capello-, desde el más absoluto respeto por nuestros vecinos portugueses y dentro de la cordialidad más absoluta porque en el fondo, tan sólo se trata de un deporte". Sus pronósticos eran totalmente contrarios a los de Santos, ya que "Cesc Fábregas y Casillas van a marcar la diferencia y nos van a llevar a una victoria segura". Acertaron.

Lo más curioso fue un grupo de onubenses que, sentados en la misma terraza, y en medio del verde y rojo de las banderas y bufandas de los portugueses, confesaron haberse desplazado a la localidad lusa "expresamente para ver el partido porque en realidad lo que buscamos es pasar un rato divertido".

En el lado opuesto del río, en la calle La Moda de Ayamonte, con vista directa hacia Portugal, el ambiente era bien distinto. Bajo una gran bandera de España como toldo, centenares de jóvenes configuraban una gran marea roja que se movía al son de las jugadas de los chicos de Del Bosque. A este lado de la frontera el ambiente era mucho más efusivo. Caras pintadas, pelucas, sombreros, banderas, bufandas, y todo tipo de artilugios creados para hacer ruido hacían que los ecos de la bulla española se escuchasen a buen seguro al otro lado del Guadiana, dejando claro quiénes eran anoche los favoritos.

Entre tanto rojo y amarillo, una pareja de mediana edad, marido y mujer, ella española y con una bandera de nuestro país pintada en la cara, y él portugués y con una enseña de su país en las manos, tomaban unas copas en una mesa con otra enseña lusa de mantel.

Ambas aficiones sufrieron de lo lindo, cada una a su manera. Unos se comían las uñas, otros agachaban la cabeza cada vez que el balón se aproximaba a su portería, y al final la suerte de los penaltis decidió un partido que, eso sí, no va a alterar las buenas relaciones entre las gentes a ambas orillas del río Guadiana.

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