VOLEIBOL

Sobre lo que un triunfo de equipo regala a cada jugador

  • La primera Copa del Rey de Unicaja Costa de Almería no solo cambió la historia del club, sino que hizo justicia con los méritos individuales y disparó la proyección profesional de quienes juntos la hicieron posible

Collage con los protagonistas de aquella gesta de 1995 en El Ejido

Collage con los protagonistas de aquella gesta de 1995 en El Ejido / D.A. (Almería)

El mejor jugador español de todos los tiempos no tenía ningún título en España, ni fuera… hasta aquel 8 de abril, y los que se colgaron la plata junior europea con la selección en 1992, bajo las órdenes de Luis Muchaga, confirmaron que ya estaban aquí, realizando su llegada al estrellato. Son muestras de que, uno por uno, todos los componentes del Unicaja ganador de la Copa del Rey de 1995 tienen su historia individual de crecimiento o justicia detrás del enorme éxito colectivo. Se ganó aquel primer título siendo un equipo, porque se jugó como tal, circunstancia que los héroes ponen como piedra angular, pero lo escrito después dejó clara una máxima que no hay que olvidar jamás, y es que el triunfo del grupo siempre trae consigo el beneficio individual. El entorchado copero que abrió la cuenta del club, lo que se ha definido como ‘solamente’ un principio, en medio de un ambiente espléndido, el segundo de los puntos clave de esa fecha, cierra su trilogía con su aportación a los jugadores.

Rafa Pascual luce un palmarés difícilmente igualable, ganador de dos Copas y una Supercopa de Italia, y en cuanto competiciones internacionales de clubes, otras dos Supercopas de Europa, dos Recopas y una Copa CEV, sin olvidar, por supuesto, el oro con España en el Campeonato de Europa de 2007, entonces no como opuesto, sino como receptor. Pese a ello, uno de sus mayores orgullos es haber ganado esa Copa del Rey, porque es su único título en su país: “Tuve la suerte de participar en un grandísimo equipo que, seguramente, sin que me hubiera llamado a mí, habría ganado de todas maneras, aunque el rival evidentemente era muy fuerte, como bien se sabe”. Pero “esa vez -había perdido dos finales vestido de verde en la 92/93 ante Gran Canaria- jugando en El Ejido, con esa gente, que es lo que más recuerdo yo, con ese público, con la provincia volcada, porque se tenía la posibilidad de ganar el título por fin, tenía que llegar”. Pascual subraya que “luego han sido casi 30”, pero no olvida a ese grupo que “me hizo ganar un título aquí en España”.

Se hacía justicia con un top mundial como él, que acabó su segundo año en Banca Sassari y volvió a la disciplina verde para dos partidos y sacarse una espina clavada después de jugar los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, la de quedarse con la miel en los labios en copa y liga, dos finales perdidas, como jugador de Unicaja: “Nunca olvidaré a la afición de Almería, ahí empezó todo, y después se ha llegado a ser el equipo más laureado del voleibol español”. Sobre su reincorporación hace mención Manuel Fernández, fisioterapeuta de aquel equipo, que entiende perfectamente eso de sacarse la espina: “Lo que significó para mí fue sobre todo eso, clavada desde la temporada 92/93, en la que perdimos las finales de liga y copa con el mismo club con el que nos volvíamos a ver en 1995, un Gran Canaria referente hasta la fecha”. Los recuerdos que guarda los divide en tres, siendo uno de ellos justamente el que se refiere a Rafa Pascual: “La alegría con la que recibimos todos su incorporación”.

Ambos habían perdido juntos, y ganaron juntos, además en un lugar emblemático para Fernández: “El marco en el que se produjo, jugar en Almería una fase final, en El Ejido, a escasos 20 kilómetros de mi localidad natal, Berja, fue algo que no estaba ni en mis mejores sueños de niño”. En cuanto al tercer gran recuerdo, “quizá el más importante, una vez terminada la final, ver a los seguidores enfervorecidos, alegres, contentos y exultantes, porque era realmente una añoranza de tiempo atrás la de ser campeones; podemos decir sobre todo la felicidad que se respiraba en la pista, en la que estaban el equipo técnico y los jugadores, y desbordábamos felicidad por los cuatro costados, era algo inenarrable, algo para lo que nos habíamos preparado durante mucho tiempo”. Piña ante todo: “Realmente éramos un grupo de amigos, un grupo solidario, en el que trabajábamos juntos todo, nos llevábamos muy bien, habíamos estado preparando todo esto para llegar al fin de la consecución de éxitos; de hecho, ese mismo año, también se logró la Supercopa de España”.

El fisioterapeuta de aquel grupo quiere “felicitar al club, mi club, por estos 25 años de éxitos y por el aniversario del primer título nacional”, insistiendo en que estos acontecimientos, estos trofeos, Copa y Supercopa, realmente supusieron un hito, la piedra angular en el desarrollo de palmarés de este gran club”. También se suma a la idea de que, “desde mi humilde entender, esto supuso que el club aprendiera a ganar grandes títulos”, la misma que defiende el que, junto con Juanjo Salvador, fue subcampeón de Europa junio, Charly Carreño: “Hay momentos que marcan épocas, y esta Copa del Rey de El Ejido fue muy, muy, muy especial por ser la primera de muchas, el primer momento en el que el club consiguió situarse arriba del todo”. En todo caso, para el central almeriense, uno de los jugadores con mayor proyección del país, hubo un momento “incluso más especial, el ascenso, porque sin eso no se habría logrado todo lo demás, y agradezco al grupo de jugadores y al entrenador, a Moisés, que consiguieron ese magnifico logro, que es si, de verdad fue el momento más importante de la historia del club”.

Después “deportivamente han venido otros, como el primer título, más tarde también la final de la Champions, que fue un hecho histórico no solo para el club, sino para el vóley nacional”. Actualmente entrenador en Suiza, saca su orgullo y se acuerda de Rafa Pascual: “Fue un placer estar ahí, haber podido compartir el momento con esos jugadores; para ganar ese título Rafa nos dio un plus a todos para sentirnos un poco más especiales y creernos mucho más la victoria, y agradezco haber sido parte de esa historia, de compartir grandes momentos con grandes personas y ser uno más de la familia verde”. La carrera del central ya estaba lanzada, como la de Jesús Sánchez Jover, que vivió además un duelo fratricida del que salió victorioso. Su hermano Paco era entrenador/jugador de aquel Pepsi Gran Canaria, ambos en la mítica Selección Española de Barcelona 92 unos años antes, como Rafa Pascual y como ‘casi’ Carlos Carreño, que se quedó fuera a falta de un mes para su inicio.

El ‘Flaco’ disfruta con el recuerdo: “Esa Copa del Rey la recuerdo con mucha alegría por varias razones, fue nuestro primer título, además se ganó contra el que hasta entonces era el mejor club de España y porque desde ahí Unicaja fue cosechando durante todos los años muchos más títulos, y la verdad es que para mí ha sido un placer aportar mi granito de arena para que este club de Almería se convierta en el mejor club de voleibol de España de todos los tiempos”. Paco pidió el primer tiempo con un 3-2 para Unicaja, muestra de que no quería dar vuelos a los de Mondi, pero el resuello era inagotable desde la grada: “Lo recuerdo con gran emoción, porque ver el pabellón de El Ejido cómo estaba de público, lo que se echa de menos en los pabellones ahora… hay que dar las gracias, porque tiene gran parte del mérito de que Unicaja ganara esa Copa del Rey, ya que para mí claramente Gran Canaria era el claro favorito para llevarse aquella final por plantilla y por experiencia, mientras que muchos de nosotros era la primera vez que llegábamos a una”.

Por eso fue “gracias a esa gran afición y a la ilusión que teníamos todos nosotros en cosechar por primera vez para Unicaja y para la ciudad un triunfo, y esas dos cosas nos llevamos”. Después llegaron más, “un gran placer compartir todos esos títulos con muchos amigos y resumir en este vídeo las emociones de aquel día… no se puede”. Como De Haro con la camiseta de Saurín o Berenguel con la foto del grupo con el trofeo, Jesús desvela la joya con la que graba su intervención: “Este es uno de los balones con los que se jugó la final, el Mikasa 200”. Su deseo final es que se siga en esta línea, como el de un Geni da Silva que experimentó un antes y un después de la Copa: “Fui partícipe de este equipo mítico por lograr el primer título de la entidad, y estoy muy orgulloso de haber participado de esta aventura del club”.

El opuesto reconoce que hay un mayor trasfondo, igual que el de Pascual: “Para mí significó mucho, porque fue el único título nacional en un equipo de pista, y quería gradecer a la gente, a los compañeros, los directivos y aficionados que estuvieron involucrados en ello”. No solo eso, sino que añade textualmente algo muy rotundo: “Todo que ha pasado en mi carrera deportiva también se basa en este primer título con Unicaja”. El brasileño hacía pareja de extranjeros con el búlgaro Ivo Lazarov, al que ha sido imposible localizar, y deja claro el tercer pilar de la consecución de esa Copa, la recompensa individual consiguiente a éxito colectivo. Desea “suerte a la entidad y a sus aficionados para que sigan adelante, y que el futuro esté lleno de más gloria para el club, orgulloso como estoy de haber sido parte de Unicaja”.

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