UD ALMERÍA

Un año de Al-Sheikh entre luces y sombras

  • El jeque saudí compraba la UD Almería el 2 de agosto de 2019

  • En lo deportivo aún opta a Primera y en lo social donó 1’2 millones para combatir la COVID-19

  • A nivel de infraestructuras sigue todo por hacer

Turki Al-Sheikh saliendo de la notaría tras comprar el club el 2 de agosto de 2019

Turki Al-Sheikh saliendo de la notaría tras comprar el club el 2 de agosto de 2019 / Ricardo García (Almería)

Hace justo un año la vida era muy distinta. Aquel 2 de agosto de 2019 se había filtrado que un jeque saudí quería adquirir en propiedad la UD Almería y la prensa se dedicó a perseguirlo esa mañana de viernes por toda la ciudad. A primera hora de la tarde todo se concretaba en una notaría de la capital: Alfonso García había vendido en 20 millones de euros la entidad que le compró a Guillermo Blanes en 2003 a cambio de poco menos de 3’5.

El comprador, un billonario con rango de Ministro de Entretenimiento que había llegado con su séquito a cerrar la operación. Un minuto después de la firma las redes sociales del club únicamente seguían la cuenta del nuevo propietario (todo un influencer en Oriente Medio), el claro aviso de lo que estaba por llegar. ¿Cómo ha sido su gestión un año después? Abarcando todos los ámbitos, deportivo, social, económico e infraestructuras, podría concluirse que ha tenido luces y sombras.

A nivel deportivo no cabe la menor duda de que ha transformado a la entidad, convirtiendo a un equipo que llevaba tres temporadas peleando por no descender a Segunda B en otro que opta a retornar a Primera por tercera vez en su historia.

El logro en sí es indiscutible, pero detrás del fondo están las formas y ahí la nueva propiedad ha dejado mucho que desear, cayendo las más de las veces en la precipitación. Así lo hizo cortando a un buen puñado de jugadores en pleno verano para remodelar la plantilla a marchas forzadas, algo que luego repetiría en un fatídico mercado invernal que lastró las posibilidades de ascenso directo del equipo, por no abundar en la mejorable gestión del banquillo.

En el plano económico lo cierto es que su fortuna aflojaba la soga de los problemas de antaño aprobando un presupuesto de 20 millones de euros, pero los nuevos gestores pecaron de desconocer en profundidad la normativa de la Liga de Fútbol Profesional, agotando pronto el límite salarial, lo que lastró la liquidez disponible para acometer los habituales cambios de entrenador.

En el aspecto de las infraestructuras las promesas no se han convertido todavía en realidades. En su única comparecencia pública del mes de septiembre anunció a bombo y platillo la Ciudad Deportiva para el mes de abril. Hoy aún no se ha puesto la primera piedra y al Ayuntamiento no le consta que el club haya solicitado la oportuna licencia a la gerencia de Urbanismo para iniciar la ambiciosa remodelación del Estadio de los Juegos Mediterráneos, al que solo se le han hecho retoques.

En el aspecto social, tras evitar mostrarse en público en su tercera y última visita de febrero tras someterse a una delicada cirugía en Estados Unidos, Al-Sheikh se ganó a muchos escépticos con la donación de 1,2 millones de euros para combatir los efectos del coronavirus en la provincia que sirvieron para comprar material sanitario y ayudar a los más desfavorecidos.

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