Unicaja almería-cai teruel

La undécima y un triplete histórico

  • Partidazo, otro más, de los de Piero Molducci, que pasan por encima de su gran rival para finalizar una temporada de auténtico ensueño. El ambiente del Moisés Ruiz fue de auténtico lujo, con varias olas incluidas.

Sí, sí, sí, el triplete ya está aquí. Y muy merecidamente, a propósito. Unicaja Almería completó en la noche de ayer una temporada fabulosa, no exenta de incertidumbre por la manera en la que ganó la Superliga Masculina. La undécima se une a la Supercopa de España lograda en verano en El Ejido y la Copa del Rey, que se conquistó en Cáceres en el pasado mes de febrero. Un triplete histórico, que no hace otra cosa que devolver el cetro del voleibol nacional a un conjunto que recupera hegemonía después de los duros años de crisis económica. ¿Volver a Europa? De momento hay que disfrutar con la hazaña conseguida.

Hazaña y con mayúsculas. La remontada del pasado domingo en Teruel necesitaba por justicia deportiva el título. Los jugadores se recompusieron, gracias a una de esas benditas locuras de Piero Molducci, sacaron su mejor voleibol, que ayer volvió a dejar claro que es imparable. Los naranjas plantaron cara, hicieron todo lo que estuvo en su mano, aunque terminaron hincando la rodilla antes el mismo rival de siempre, el equipo verde, el conjunto más laureado de Almería, el club de todos los amantes del buen voleibol en España.

Si bien la plantilla ha rendido a un nivel altísimo, punto y aparte merece Piero Molducci. Está claro que mientras él quiera, será el padrino de este equipo. Ramón Sedeño tiene confianza plena en él, hace ya varios años le dio un conjunto titubeante y ahora lo vuelve a tener como el mejor de España. ¿Cuál es su secreto? Lo mismo ni él lo sabe, sólo tiene claro que le gusta mucho el voleibol y toda la provincia de Almería. Con esas dos premisas y sabiendo leer los partidos por delante del rival, el italiano es capaz de cambiar dinámicas y transformar en óptimas las cosas muy buenas.

Y ya puestos a buscar los culpables de este éxito, el público tiene también su cuota de importancia. Sólo para las grandes citas se llena el Moisés Ruiz, pero cuando lo hace, ruge como nunca. Si bien durante la competición regular la entrada es pobre, para la fase final no cabe un alfiler en el recinto de la Carretera de Ronda. Hubo aficionados naranjas, como siempre, también merecedores de reconocimiento por su fervor, pero sólo se escucharon gritos de "¡Unicaja, Unicaja!" o lo que es lo mismo "¡Campeones, campeones!". ¡Qué lástima que no exista en Almería el interés y la pasión que se merece un conjunto como el verde, lo que están haciendo los de Molducci es para quitarse el sombrero. Varias olas a lo largo de los tres sets que duró la final, fueron el colofón perfecto a un título que se festejó casi hasta media noche pese a que a las 22:30 la copa ya se había entregado.

El partido fue de claro dominio ahorrador, los de Molducci pusieron el juego y Teruel pudo defenderse, sobre todo gracias a un Barcala que por muchos años que pasen siempre sigue tirando del carro. Unicaja salió convencido de que había que ir a por todas desde el principio, no valía otra que estar fuertes en la red, concentrados desde la línea de saque y minimizar los fallos, algo que en el primer y el tercer partido habían costado muchos puntos en contra. Las colocaciones eran buenas y los ataques estaban haciendo daño a un rival que lo seguía de cerca en los dos primeros sets, pero no le daba para evitar que cayeran los 25 puntos para el equipo almeriense.

El tercer set fue distinto, se ganó con épica, como buena final. En todo momento los de Molducci fueron por delante, pero a partir del psicológico punto 20 Teruel estuvo respondón. Aún así, Unicaja gozó de dos balones de partido que entre Fran Ruiz y Barcala, dos exverdes, consiguieron levantar. Los naranjas tuvieron ahí su oportunidad, pero su saque no fue tan certero como el de Parres, que fue clave para darle la vuelta al marcador y cerrar un set, una victoria, un partido, una Superliga Masculina, una temporada y un ciclo histórico. La tensión en ese momento era grande, puesto que se recordaba la magnífica remontada almeriense en Los Planos tan sólo unos días antes. Por eso, conforme el balón tocaba el suelo que significaba el punto 28, el Moisés Ruiz explotó de júbilo y como en las últimas dos temporadas, se formó una piña de color verde en mitad de la pista, que contrastaba con la decepción naranja. Aplausos también para ellos, que tuvieron buen perder y felicitaron al campeón por su enorme hazaña.

La entrega de la Superliga fue el colofón a una noche de jueves de mayo perfecta. Ramón Sedeño emocionado, Molducci sonriente como nunca, los jugadores exhultantes y el público entregado como nunca. Fue el propio alcalde de Almería, Ramón Fernández Pacheco, el que entregó la copa al campeón del triplete, con un deseo. Que este equipo vuelva pronto a Europa, puesto que una hazaña como la lograda esta temporada se lo merece. Unicaja es grande, cada día más grande y siempre será recordado.

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