Los utilleros también sudan la camiseta
Bernardo, Mari y Juan se encargan de que todo el material esté a punto
Seis baúles, veinte petates y un sinfín de bártulos más albergan unas mil piezas de ropa, ochenta y tantos pares de botas, tres sacos con treinta balones (y cuatro de repuesto), más picas y el resto del material técnico y médico de trabajo. Bernardo, Mari y Juan viajan con la casa a cuestas.
Es solo la punta del iceberg. Los encargados del material del Almería cumplen con muchas más funciones para que no reine el caos en un stage como el de Las Caldas. Esa es su misión: que el jugador se sienta como en su casa a la hora de ponerse a faenar en el terreno de juego. Porque no hay mucho tiempo entre sesión y sesión y nada puede fallar para los cuarenta miembros que confeccionan la expedición rojiblanca. Las camisetas, pantalones, tenis, chanclas, calcetines, ropa interior y más enseres de trabajo se multiplican por ese número: cuarenta. Al margen de tener listo un plan b por si las condiciones lo requieren: chubasqueros, sudaderas…
Cuando suena el despertador para los miembros de la expedición, ellos ya están en las dos habitaciones que figuran a nombre del material. Son dos cuartos enormes en los que ya no cabe ni un alfiler, pero que sin embargo se caracterizan por el orden.
Por allí pasan a diario todos los jugadores y en varias ocasiones para surtirse de su ropa. Todo está dividido por cada dorsal para que el futbolista llegue, encuentre lo que haya ido a buscar y se marche equipado en apenas sesenta segundos. Camisetas planchadas, calzones limpios, botas impolutas y todo lo que haga falta para afrontar el día.
Bernardo y su carácter, Mari y su sonrisa y Juan y su móvil trabajan sin descanso dentro del hotel de concentración pero también fuera. Nadie sabe cómo se organizan pero también 'entrenan'. Las neveras han de estar frías, las botellas isotónicas dentro y cada balón en el punto donde haga falta. Todo para que nunca falte de nada.
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