La vacuna del pesimismo almeriense
El Acta de Vivancos
Quien entienda que la plaga de Covid, que se cebó directa e indirectamente en la plantilla de la UDA, ya no tenía que haber perjudicado para el choque en Oviedo, que deje de leer este artículo. Si aun así alguno que minimiza dicha incidencia sigue leyendo esta misiva y proclama que hasta con Sadiq ya se pierde (el hombre acaba de llegar tras mes y medio fuera), le ruego encarecidamente que se vaya a dar un paseo o que suba su chorrada de turno a las redes, que es gratis.
Quienes hayan practicado deporte de competición saben lo que significa aquello de las dinámicas. En torneos internacionales de un mes se observa con mayor claridad, cuando un conjunto que no parte como favorito es capaz de rendir por encima de sus posibilidades dada su confianza, apoyada por una dinámica positiva. El cúmulo de circunstancias que han asolado a la UDA desde aquella victoria ante el Zaragoza es digno de mención.
El descanso navideño se hizo eterno acrecentado por la referida plaga de Covid, por las lesiones en el intento de recuperar la forma lo antes posible y por la obligada ausencia del delantero referente, lo que provocó la ruptura de aquella dinámica de los de Rubi al descompensar el plano físico, el táctico y el anímico, originado este último por la repentina carencia de los dos primeros. Para rematar la faena, la fortuna también ha dado la espalda en determinados momentos de los encuentros, como en Oviedo, al errar Ramazani la ocasión del empate y acto seguido encajar un tanto rocambolesco en propia puerta en la única ocasión del rival en la segunda mitad, aunque de este tópico deberíamos huir.
Ante este panorama del aciago mes de enero, ¿qué se debería hacer? En primer lugar, recuperar el estado mental de los jugadores, porque sin él nada se podrá reconstruir. La UDA depende de sí misma para ascender de forma directa, no debe esperar el fallo de nadie estando el Valladolid a un solo punto. A partir de ahí habría que encontrar el estado físico de hace dos meses para posteriormente poder cumplir con lo táctico, ejecutado hasta diciembre con total solvencia.
Mientras, a las primeras de cambio nos encontramos este próximo viernes con un partido capital frente al Ibiza, ya que al jugarse antes de los choques de los rivales, que además lo hacen fuera de casa, permitiría en caso de victoria poder meter presión a los contrarios además de coliderar y entrar de nuevo en zona de ascenso directo, en espera de la resolución de la jornada. El punto de partida debe de estar ahí, aparte de experimentar de nuevo la sensación de la victoria.
Una vez que la UDA vuelva a ser la de hace un mes y medio, poco deben de importar los adversarios, pues el único enemigo que veo en la actualidad es la propia UDA. Por aportar otro dato positivo, es preferible estar en forma para los meses de marzo, abril y mayo, que es cuando se juega la fase decisiva de la competición. De hecho, en las dos últimas campañas fue en el último tercio de liga cuando la UDA cayó en picado y no a comienzos de año.
No conviene olvidar que el todopoderoso Espanyol, tras un inicio fulgurante en la pasada temporada, llegó a bajar a la tercera plaza en marzo. Al final, fue campeón. Gracias a quien haya llegado al final de este artículo, ojalá sea así porque piense como un servidor, creyendo realmente que los continuos infortunios han machacado en enero a la UDA. Todo cambiará…
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