Energías renovables

Ángel Noguera, presidente de Negratín: "Si nos hubiésemos quedado a trabajar solo en España habríamos acabado en la quiebra"

Ángel Noguera, presidente de Negratín.

Ángel Noguera, presidente de Negratín. / Jesús Jiménez / Photographerssports

Primero conquistaron Italia, después conquistaron Japón y finalmente gran parte de Latinoamérica. La empresa Negratín está a punto de soplar las velas de sus 25 años convertida en una compañía internacional con proyectos de instalación de placas fotovoltaicas en todo el mundo y que actualmente genera, según las cifras ofrecidas por la propia empresa referidos a 2022, un volumen de ventas superior a los 72 millones de euros. Todo ello en un cuarto de siglo y con una sede en el polígono industrial de Granada, una tarea hercúlea que, echando la vista atrás, su presidente y cofundador Ángel Noguera, califica como "un paso de gigante".

Pese a todo, ese gigante necesitó un empujón para avanzar, y esto llegó con la crisis del ladrillo. Como explica su presidente, hasta 2008 la mayor parte de su negocio se concentraba en Andalucía y "parte del territorio nacional", principalmente centrados en el sector de la vivienda. Cuando todo se derrumbó la empresa decidió abrir horizontes y poner sus miras en nuevos mercados, un proceso que poco ha ido creciendo y que, según reconoce Noguera, les salvó. "Nosotros la crisis no la vimos venir, pero nos dimos cuenta de que aquello no funcionaba bien", empieza rememorando el presidente, para después concluir que "en España apenas había trabajo y vimos la posibilidad de salir fuera para sobrevivir, porque si nos hubiésemos quedado habríamos acabado en la quiebra, como muchas empresas que se quedaron aquí".

La jugada le salió bien a Negratín y en la actualidad opera en tres continentes, presenta un volumen de ventas ascendentes y emplea a casi trescientas personas, siempre según los datos facilitados por la propia compañía, pese a que presidente la sigue calificando como "mediana" y eso que entre sus proyectos futuros se encuentra uno que está llamado a ser fundamental para la provincia de Granada en particular y para la ciencia en general, el acelerador de partículas que se prevé construir en Escúzar

Vista aérea del Proyecto Wakuya, en Japón. Vista aérea del Proyecto Wakuya, en Japón.

Vista aérea del Proyecto Wakuya, en Japón. / Negratín

Bajo el nombre Proyecto Hydor-Dones, se encuentra un trabajo que, según explica Noguera busca suministrar energía continua al acelerador ya que "no le puede faltar la energía, ni siquiera un nanosegundo". El proyecto es complejo, pues aparte de generar una fuente infinita de energía, es necesario generar también una fuente de calor suficiente para que se produzca la fusión y, al mismo tiempo, el frío necesario para bajar la temperatura, un frío que también se utiliza para climatizar los edificios. Todo ello mediante hidrógeno y con una potencia de 40 megavatios, lo que equivale a lo que generan 800 viviendas, según los cálculos de Noguera. 

La innovación es, precisamente, uno de los pilares sobre los que, según el presidente, se asienta en la actualidad Negratín, con la vista puesta en los próximos "tres o cuatro años", que parece que aún sigue con el 'chip' de su antiguo sector. Otra de los planes de futuro de la compañía, que entronca con su idea de diversificación, es la del almacenamiento de la energía, algo que es fundamental en ciertos países, según explica su Noguera, de América Latina, donde el acceso a las fuentes de energía es bastante complejo. Esta medida, además, permite compensar las pérdidas que sufre la energía a la hora de aplicar o no cierta carga. 

La llegada de la pandemia

Superada la crisis del ladrillo, Negratín, como el resto del sector, tuvo que enfrentarse a la otra gran crisis del siglo XXI, la pandemia del Covid-19. Nuevamente, según la versión de su presidente, la irrupción del coronavirus apenas afectó a la compañía en sus primeros compases porque tenían en marcha proyectos anteriores, el verdadero problema llegó en 2021, cuando se registró "una resistencia a la contratación" en palabras de Noguera. Un problema que continúo el año siguiente con la escasez de materiales, y la consecuente subida de precios, lo que motivó que muchos proyectos se cayesen, según el director, por la falta de rentabilidad. 

Ahora, la tempestad parece que amaina y la empresa granadina empieza a levantar el vuelo. Lo hace, además, intentado reforzar su presencia en el sector nacional de la fotovoltaica (al que suma su presencia en el sector de las instalaciones). Actualmente, en palabras de Noguera, "España está siendo un mercado potente y uno de los países donde más se está construyendo", aunque aún sigue con el mismo problema, el de la rentabilidad, que obliga muchas veces a mudarse a otros países en búsqueda de nuevos mercados.

Pese a todo, la empresa sigue sacando oro y poniendo en marcha varios proyectos nacionales, como el mencionado del Ifmif-Dones, gracias a la mediación de la Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA), a la que se unió en 2018. Esta es una de las muchas colaboraciones con la que cuenta la empresa, incluidas muchas universidades que a través de sus programas de empleo nutren a la compañía de becarios (o canteranos en el argot de la compañía) que ofrecen un futuro esperanzador, por mucho que la única predicción que hace Noguera es que quizá, estén construyendo puentes en la Luna. 

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