María Méndez Santos | Lingüista, investigadora y docente
"El rechazo a acentos diferentes se da por discriminación o por ignorancia"
BLUE JEANS | ESCRITOR
El escritor carmonense Blue Jeans todavía conserva algunas de las cartas de las editoriales que rechazaron sus primeros manuscritos. Decisiones que, con el paso de los años y 16 novelas con su firma, ve con lógica. Acaba de lanzar La última melodía de Chopin (Planeta) que arranca con helicóptero estrellándose contra el campanario de la Giralda de Sevilla y con la desaparición de la detective Celia Mayo. Se trata de un thriller que, con la capital hispalense como escenario principal, da respuesta a todas las incógnitas planteadas en la primera parte, Los crímenes de Chopin (Planeta).
–En su decimosexto libro ha elegido Sevilla como escenario. Lo que faltaba en la ciudad es un asesino en serie.
–Sevilla es la ciudad más bonita que conozco, pero también tiene su parte oscura. Normalmente los thrillers se plantean en el norte. En los últimos años se han desarrollado muchas novelas en Galicia, País Vasco, Navarra...A mí me hacía falta una novela en mi tierra.
–¿Ha cogido referencias de otros autores más locales para confeccionar La última melodía de Chopin?
–Ahora escribo novela negra, porque soy muy lector de Agatha Christie y esa influencia seguro que está en los libros. Son personajes e historias del siglo XXI, pero las estructuras son muy clásicas. Muertes que pasan al principio, un desarrollo en el que todos parecen sospechosos y una resolución con algún giro. La influencia de mi autora preferida está ahí.
–¿Ha abandonado la novela romántica juvenil?
–Es verdad que mis primeros diez libros tienen corazoncitos en las portadas. La etiqueta de autor de novela juvenil romántica nunca la he discutido. Pero es verdad que en esos libros he introducido temas de los que se hablaba poco como los trastornos de conducta alimentaria, el bullying, la identidad. Esos temas siguen estando en mis libros, pero ahora el eje central es un crimen. Parece que me he alejado del todo de los jóvenes, pero realmente lo que he hecho ha sido cambiar el romance por el misterio.
-Después de tantos libros, ¿cómo ha vivido el cambio generacional en las temáticas?
–Adaptándome, porque si quiero escribir libros que la gente joven lea y que además sean reales, tienes que incorporar todos los cambios a tu formación y a tu forma de ver las cosas. Hay temas como la homosexualidad, la bisexualidad, o la salud mental que eran conflictivos en 2009. Estas cuestiones ya están normalizadas en los jóvenes y hay que contarlas huyendo del morbo. Hay que alejarse del amarillismo y ser muy respetuoso. Muchos temas los consulto antes y pienso en ese lector que puede estar viviendo lo mismo que el personaje. De todas formas, sigue habiendo mucho trabajo que hacer, porque hay personas que todavía no tienen la tolerancia necesaria, o quieren que sus hijos vean la vida como era antes.
–¿Qué temas son los que más le cuesta retratar?
–Me vienen lectores que tienen problemas con la comida, o que se autolesionan. Son los temas más complicados y les pasan a muchas personas. El leerlo en mis libros y se sientan identificados hace que puedan hablarlo de alguna manera. Siempre intento que busquen ayuda, que se comuniquen con su entorno y traten de encontrar soluciones en su día a día. Además, son temas complejos, porque no sabes si te has quedado corto o si te has pasado. Hay que tratarlos con mimo.
–¿Piensa investigar nuevos géneros?
–Es muy difícil hacerse un hueco en el mundo de los libros en general. Mi marca es Blue Jeans, autor de novela juvenil, y todo lo que he hecho en mi carrera ha seguido esa línea. Ya hice el cambio de corazoncitos a crímenes, aunque siga teniendo el fondo de los jóvenes. Si alguna vez hay que cambiar, porque lo pida la editorial, el lector, o yo mismo, pues habrá que afrontarlo. No te puedes asentar nunca en algo fijo. Si corres el riesgo de seguir en tu zona de confort puedes terminar cansándote a ti y a la gente. Sé que nunca haré poesía o infantil. Escribir para menores de siete años es dificilísimo. Tampoco voy a hacer nunca erótica. De momento hay que ir libro a libro y estoy centrado en éste y en el que viene, aunque nunca se debe que cerrar una puerta.
–Hace poco salió La chica invisible en formato serie. ¿Tiene nuevos proyectos audiovisuales en ciernes?
–Si Disney quiere, habrá segunda temporada, pero dependerá de ellos. También están vendidos los derechos audiovisuales de El campamento a una productora británica. Por lo que sé, están trabajando en capítulos pilotos, en guiones y será un producto audiovisual. He tenido mucha suerte con que estos proyectos salgan adelante. Muchos se caen por el camino.
–Además reivindica que la literatura juvenil también puede llegar a un público adulto.
–Llevo defendiendo eso desde hace muchos años. Es verdad que La chica invisible está enfocado en un público juvenil y a la serie le metieron un tono más adulto. Siempre defiendo que un libro adolescente está dirigido a todos los públicos, pero tenemos esa cantinela. Además se considera literatura de segunda y se infravalora a los jóvenes.
–Ha afirmado que todavía conserva las cartas de rechazo a sus primeras novelas.
–Creo que conservo una. Pero las veo con lógica, lo normal es que te rechacen cuando no te conoce nadie y es tu primera novela. En ese momento te hundes, pero cuando estás dentro de este mundo ves que es muy difícil vivir de los libros que escribes.
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