Entrevista a Javier Sánchez-Rivas

"La cultura hay que medirla desde la rentabilidad social"

El profesor Javier Sánchez-Rivas posa en la Facultad de Derecho de la US.

El profesor Javier Sánchez-Rivas posa en la Facultad de Derecho de la US. / Juan Carlos Muñoz

Javier Sánchez-Rivas (La Línea de la Concepción, 1984) acaba de ser revalidado como vicedecano de Relaciones Institucionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla. Un cargo muy largo que compagina con su labor docente y un proyecto cultural que crece cada año: la Compañía Sevillana de Zarzuela. Con ella ha recuperado obras históricas de un género que había quedado olvidado para muchos en las últimas décadas. Ahora, llena teatros y es cantera de muchos intérpretes andaluces.

-Está desarrollando un proyecto pionero en el ámbito universitario.

-Hace cuatro años mi catedrática María Pablo-Romero y yo visualizamos que había que modernizar las asignaturas de Economía, que se imparten en muchas facultades. Desarrollamos unos vídeos explicativos de diferentes conceptos. Eran complementos y los llegamos a transformar al inglés. Pero vimos que había que dar un paso en el tema de inclusión. Por ello, hemos locutado palabra a palabra los apuntes del libro de Macroeconomía para alumnos con disfunciones visuales. En la web de la universidad podrán hacerlo tanto en español como en inglés. Y los vídeos los hemos subtitulado para los que tienen disfunción auditiva. Esto va a ayudar a muchos estudiantes. No conozco dónde se ha hecho todo esto antes, por lo que nos sitúa en la vanguardia en inclusión.

-Trata con jóvenes diariamente, ¿qué diría que les preocupa?

-La practicidad. Saber cómo aplicar la teoría económica al día a día. Es importante que la gente joven tenga ganas de luchar y coger el toro por los cuernos para transformar la sociedad. Somos la generación mejor preparada. Siempre soy positivo. El camino es cuánto bien hay por hacer por delante. ¿Por qué fijarnos en el mal ejemplo? Son muchos los buenos ejemplos. Yo, por ejemplo, nací en La Línea de la Concepción. Un lugar que es puesto de mal ejemplo y, en cambio, somos muchos los linenses que estamos destacando no sólo nacionalmente. No se entienden las particularidades que tiene La Línea. Eso es un handicap que ha tenido nuestro pueblo desde hace 150 años.

-Sus asignaturas se dan en casi todas las facultades.

-Una de las principales informaciones de los medios es de tipo económico. En los telediarios sale todo los días la economía. Sobre todo, macroeconomía: paro, inflación,... La economía invade todas las materias: la arquitectura, el arte, la cultura. Es importante que se conozca y por eso damos Economía en muchas facultades. No es lo mismo vivir en el sur, donde el clima condiciona nuestro gasto, que en el norte, donde hay más consumo en casa. Tan importante es la inversión como el consumo.

-Al igual que le ocurre a los médicos, ¿es economista de familia?

-Continuamente me preguntan cosas. El economista tiene una visión largoplacista. Y, en mi caso, se une la parte jurídica. 

-Creó hace unos años una compañía de zarzuela, ¿es buen negocio?

-La cultura hay que medirla desde la rentabilidad social, pero sin perder de vista el equilibrio económico. La Compañía se centra en recuperar el patrimonio y protegerlo. En 2009 me planteo montar la Compañía no lo planteo como inversión, sino de transformación del tejido social. Está contribuyendo a consolidar una tradición cultural que se estaba perdiendo y que sitúa a Sevilla como referente al tener una temporada completa con llenos absolutos. Aclaro que lo nuestro es diferente a lo que hace el Teatro de la Zarzuela. Nosotros nos movemos por un criterio historicista. El Teatro de la Zarzuela tiene un concepto totalmente distinto. Creen que hay que modernizar. Es decir, nosotros la representamos como la concibieron sus autores. Ya estamos consiguiendo que Sevilla un destino cultural a través de la zarzuela. Vienen autobuses de fuera de Andalucía a ver las obras. Además, se está permitiendo que jóvenes intérpretes que empiezan sus carreras la zarzuela sirva como trampolín para ellos. Son muchos los beneficios y ninguno económico.

-¿Por qué la zarzuela?

-La zarzuela lleva en mi familia varias generaciones. Forma parte de mi ADN. Montamos la Compañía con un objetivo solidario varios amigos del coro universitario y funcionó. A partir de ahí, se unieron las instituciones y hasta hoy.

-Además de profesor y zarzuelista hace muchas otras cosas, ¿qué quería ser de mayor cuando era niño?

-He conseguido todo lo que quería ser. Siempre quise ser empresario. El lema de mi vida es sin límites pero con humildad. Por más alto que uno llegue, la humildad debe ser la punta de lanza de una persona. Luego, descubrí la vocación de ser profesor. Mi carrera ha sido muy rápida.

-Una de esas cosas son las relaciones institucionales, ¿debe evolucionar el protocolo?

-Debe ampliarse. Por ejemplo, debe ser inclusivo. El protocolo debe crecer, pero no evolucionar hacia una modernidad que no esté basada en una tradición. Si no, ¿para qué existe? También es cierto que el protocolo se ha normalizado en los últimos 40 años. Antes no tenía una norma jurídica. Ahora sí para armar la forma de relacionarnos institucionalmente. La norma regla indica qué cargo va antes o después que otro. En la cultura pasa igual: ¿qué entendemos por zarzuela moderna? La que se hace en Sevilla es moderna porque se hace en el siglo XXI, aunque se respete la tradición. Algo que no es incompatible con los montajes modernos. No es ni mejor ni peor.

-¿Lleva el protocolo a su vida privada?

-Sí. Lo primero, allá donde fueres haz lo que vieres. Depende dónde estés. No es lo mismo una cena familiar que institucional. Puede ser divertido o un suplicio dependiendo quien lo haga.

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