Elecciones

Bildu avanza y supera al PNV en escaños en el Congreso

Arnaldo Otegi, en una comparecencia pública este domingo

Arnaldo Otegi, en una comparecencia pública este domingo / Unanue / EP

Bildu avanza y el PNV retrocede. Aunque en el País Vasco los abertzales no han logrado el sorpaso, se quedan a un paso, concretamente a menos de mil votos. Lo que sí consigue es empatar a cinco escaños. El PNV pierde uno respecto a 2019 (pasa de seis a cinco) y Bildu gana uno, de cuatro a cinco, gracias al movimiento de votos en Vizcaya. Lo más sangrante para el partido fundado por Sabino Arana es la pérdida de votos: más de 100.000 se ha dejado respecto a 2019, mientras que Bildu gana más de 50.000 . El PNV, además, deja de ser el partido más votado en Euskadi. Lo ha sido, esta vez, el PSE, el verdadero gran triunfador en la comunidad en las generales.El desempate entre las dos formaciones nacionalistas se produce en Navarra, donde Bildu obtiene un escaño, por lo que en el Congreso tendrá más fuerza que el PNV, con seis escaños frente a cinco de los nacionalistas. Ahí sí que hay sorpaso.

El sorprendente resultado electoral general, donde la derecha no suma, puede reforzar el papel de las dos formaciones vascas a la hora de condicionar las políticas en España, en el caso de que Sánchez pueda formar Gobierno. Se descarta por completo que el PNV apoye un Gobierno del PP, ya que tendría que sumarse Vox, y esa es una posibilidad que no se contempla. Y respecto a Bildu, su opción es muy clara. Lo dijo ayer su líder, Arnaldo Otegi: evitará un Gobierno del PP y Vox y está dispuesto a “construir” una alternativa en España para “hacer camino otros cuatro años”. Inclinará siempre la balanza hacia el soberanismo, el progresismo y hacia la izquierda”.

Andoni Ortuzar, presidente del PNV, con Aitor Esteban, candidato al Congreso Andoni Ortuzar, presidente del PNV, con Aitor Esteban, candidato al Congreso

Andoni Ortuzar, presidente del PNV, con Aitor Esteban, candidato al Congreso / H. Bilbao / Europa Press

Si Sánchez suma –algo que es bastante complicado– tanto PNV como Bildu tendrían aún más fuerza que en los últimos cuatro años, ya que Sánchez necesitaría indefectiblemente a los dos para la investidura y la geometría variable de los acuerdos posteriores sería menos variable, ya que no podría elegir a PNV o Bildu según le convenga. Siempre los dos.

En los últimos años –y puede que así siga siendo– los dos partidos se han puesto a competir por obtener los mayores réditos posibles de Madrid. La agenda más nacionalista la han aparcado, lo que es coherente con el PNV –partido de gestión y pragmático salvo en el periodo de Ibarretxe– pero no tanto con Bildu. El que fuera brazo político de ETA ha buscado su blanqueamiento en pactos con el PSOE, como el desarrollo legislativo de la ley de memoria democrática; el desbloqueo de la renovación del Constitucional y la desaparición de la Guardia Civil de Tráfico de Navarra. La formación ha intentado mostrar más su alma de izquierdas que la independentista y eso le ha dado buenos resultados, al atraer a votantes de Podemos a sus filas, tanto en las municipales del 28-M como en las generales.Respecto al PNV, está claro que se ha encontrado con la competencia de Bildu en la defensa de los intereses vascos en Madrid y eso lo ha desgastado. Además, le ha afectado que buena parte del voto se haya desplazado a los partidos nacionales, especialmente al PSE, que sí que ha dado el sorpaso de verdad.

Es previsible que, con unas elecciones autonómicas el año que viene y si Sánchez suma, los nacionalistas del PNV eleven su tono reivindicativo. Ya han conseguido en esta legislatura las transferencias de las tres cárceles vascas y del Ingreso Mínimo Vital (IMV), y pedirá seguramente el traspaso de Cercanías de Renfe –algo factible– y la joya de la corona: la gestión de la Seguridad Social.

PNV y Bildu compiten, pues, por ser el partido más útil en Madrid. Pero no solo en eso: el año que viene hay elecciones en el País Vasco y ese momento será decisivo para saber si Bildu es capaz de derrotar a su opuesto nacionalista, o si el PNV resiste. El PSE –tradicionalmente menos votado en las autonómicas– será clave en este juego por su papel para inclinar la balanza a uno u otro lado.

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