¿Roldán? ¿Quién es Luis Roldán?
Mientras más años nos echamos en esto de la información, más damos por sentado que los que nos leen, ven o escuchan lo saben todo. Es como el valor a los soldados, el conocimiento se les da por supuesto. Nada más lejos de la realidad.
Confieso que cuando me enteré esta mañana de la muerte de Luis Roldán en Zaragoza estuve tentado de sugerir a los compañeros hacer un artículo titulando por ahí: '¿Quién fue Luis Roldán?', pero intuyendo sus caras, me contuve y lo dejé pasar. Error, así que ahí va.
Mientras más años nos echamos en esto de la información, más damos por sentado que los que nos leen, ven o escuchan lo saben todo. Es como el valor a los soldados, el conocimiento se les da por supuesto. Nada más lejos de la realidad.
Seguramente para una parte de los usuarios de nuestra web, el nombre de Luis Roldán no les sonaba de nada hasta que lo han escuchado hoy. Normal, salvo para los que hayan visto 'El hombre de las mil caras' de Alberto Rodríguez. A esos, el nombre al menos les suena más.
Estamos hablando de una historia que ocurrió, cuando tú, lector de hoy de entre 25 y 35 años estabas quitándote los pañales, eras un imberbe o estrenabas adolescencia y esa historia entonces no iba contigo. Hace casi 30 años.
Luis Roldán fue el primer director de la Guardia Civil sin ser militar y pasó a la historia por protagonizar una de las fugas más sonadas de la historia de España, a la altura de el Lute, el Dioni o Antonio Anglés (si estos tampoco te suenan de nada, no te preocupes, ya llegará su día). Roldán se fugó de España el día que tenía que ir a declarar, acusado de corrupción, malversación de fondos y tráfico de influencias.
Roldán metió la mano hasta en el dinero de los huérfanos de la Guardia Civil, acumulando un patrimonio valorado en unos 10 millones de euros de los de ahora. Y cuando lo acusaron, tomó las de Villadiego.
Roldán representó el paradigma de la corrupción política en nuestro país. Un caso tras el que, como un goteo que llega hasta nuestros días, salieron otros. Roldán fue el primero.
Diez meses estuvieron las autoridades españolas buscándole por todo el mundo. El ministro del Interior de entonces, Antoni Asunción, tuvo que dimitir por la desaparición de Roldán. Por en medio, medio planeta dijo haberlo visto y rara era la semana que no se publicaba un paradero en el que evidentemente Roldán no estaba.
Hasta que un día de febrero de 1995 fue detenido en Bangkok, supuestamente entregado a la Policía española por las autoridades de Laos, algo que después las propias autoridades asiáticas desmintieron. Un éxito policial efímero, pero por fin le trajeron ante la justicia al menos.
Llegado en avión del Gobierno vía Roma a Madrid, protagonizó además una última y memorable persecución periodística por las calles de Madrid a los coches que le trasladaban a declarar, ahora sí, ante el juez. Hasta ese extremo informativo llegó el caso.
Y le condenaron. Pero a base de bien. 31 años por malversación de dinero público, fraude fiscal y estafa. Eso sí, de la 'pasta' que se llevó nunca más se supo.
Salió de la cárcel en 2010 después de cumplir 15 años y se fue a vivir a un modesto piso en Zaragoza, ciudad en donde ha fallecido, llevándose muchos secretos y muchas claves que nunca se sabrán.
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