Feria

Casa Ferrera

  • Tras el fallecimiento en la primavera de 1918 del empresario Emilio Ferrera López (Cartagena, 1875), un pleno municipal de 1922 acordó rotular a su nombre la antigua calle de la Marquesa (entre Real de la Cárcel y plaza Careaga). Domicilio de significados personajes de la vida local en diferentes épocas

Casa Ferrera

Casa Ferrera

En el primer tramo del parque Nicolás Salmerón llama poderosamente la atención el edificio de dos plantas enmarcado por Arapiles y Martínez Campos, calle por la que se accede al Colegio Oficial de Arquitectos allí ubicado. Sus fachadas se decoran con teselas policromadas, rematadas por una cornisa y frontón sobrevolando cerámicas anunciadoras del amplio surtido de artículos de que disponía Casa Ferrera: efectos navales, ferretería, construcción, hogar y campo o minería; en competencia directa con los catalanes Almacenes el Águila. Datado a principios de la pasada centuria, hasta ahora no hemos localizado la memoria de obra, lo que disiparía dudas en cuanto a su autoría arquitectónica: Trinidad Cuartara, López Rull u otro. Aquí solo tratamos de abocetar al personaje y su floreciente negocio.

En el ocaso del s.XIX el amor trajo a Emilio Ferrera a Almería. En su Cartagena natal había conocido a Luisa Giraud de la Roque, hija de Gustavo Giraud, ejecutivo de la empresa Portman destinado a nuestra ciudad. Casados en mayo de 1895, del matrimonio nació Luisa, hija única y heredera, desposada a su vez con Vicente Batlles. A poco de su llegada abrió un modesto almacén de hierros y metales en calle Pescadores (Parque Nuevo), para a continuación entrar en sociedad con un tal Becerra para la venta de carbón cok, del que se surtían los barcos. Pronto se integró en la vida social capitalina, participando activamente en la Cámara de Comercio, Círculo Mercantil o como concejal en 1914 por el distrito "Teatro Principal" (Centro), representando al Partido Republicano. En su faceta empresarial intervino en importantes obras públicas, contratadas en concurso abierto: Puerto, Cable Inglés, Municipio, etcétera

A comienzos del siglo XX aparecieron tímidos anuncios en prensa, siendo Casa Ferrera quien se llevó la palma. El gran bazar de Almería, equivalente a cualquier extensa área comercial actual, supo anunciarse en diarios, cartelería y programas de Feria como ninguna otra de cualquier sector, con iniciativas que sorprendieron a los almerienses y acrecentó su fama. Al aproximarse Navidad, un inagotable muestrario de juguetería se exponía en el ya registrado (enero, 1913) con el nombre de El Nuevo Mundo. Preludio de una Epifanía en que los dependientes se veían desbordados ante el desfile incesante de familias compradoras y el alegre griterío de la grey infantil. De aquel despliegue de iniciativas publicitarias con alta participación popular cabe señalar el novedoso castillo de fuegos artificiales en la bahía durante la Feria de 1917; hasta entonces "quemados" en el cerro de San Cristóbal, andén de Costa o cauce de la Rambla.

Sin embargo, lo que singularmente destaca en sus anales es la Cabalgata de Reyes -primera en la historia local- organizada ese mismo año y en la que el Ayuntamiento estuvo ausente. Una salva de cohetes anunció la espectacular llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, acompañados de Herodes y un nutrido cortejo de pajes y figurantes portando bengalas. Arropados por la banda de música, partieron de calle Granada y concluyeron en Martínez Campos, con una parada emotiva en el Hospicio (Hospital), donde entregaron lotes de juguetes a los niños asilados. Enrique Ferrera López falleció en Valencia -en visita de negocios- el 5-VI-1918, víctima de la letal epidemia de gripe que azotó España. Trasladado el cadáver en tren, su sepelio desde la Estación constituyó una sentida y multitudinaria señal de pésame por parte de la ciudadanía.

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