¡¡ Fiel espada triunfadora !!
TOROS
UNA cosa es regalar flores y otra hablar de amor. La tarde de ayer fue un tarde de flores y florituras. Una tarde que tiene dentro dos crónicas. Una, la que propiciaron toros y toreros. La otra, que produce desazón y escuece, la floja entrada que tuvo esa plaza que no muy antaño era el orgullo de toda una afición que a este lado del Mediterráneo se dejaba llevar de la pasión a los toros. ¿Que ha pasado entre medio para que este velero atraque en este agosto del 2017 con tan poco combustible?
Silencio y palmas. Siempre los toros en esa dualidad; en esa moneda que apuesta por el respeto a los muertos y alienta a tres novilleros que pisan el tercio aspirando confianza. Ya esta el toro en el ruedo. ¡Vamos a por la tarde!.
Valadez, novillero con oficio, cuajado y con la impronta de los de su tierra en cuanto a los conceptos toreros que mostró como capotero. Le hizo plena justicia al notable pitón izquierdo del primero de Criado. Nobleza exquisita y temple para confiarse. Un juampedro embistiendo como seguramente los buscó en su origen el ganadero jerezano. Con largura y temple. Tuvo más descompás por el derecho, aunque con esas premisas de irse largo y bravo. El mexicano, en toreo variado y valiente, le adornó tres series más de calado en ese ir y y venir de un novillo que le permitió el toreo en redondo con las dos rodillas en tierra del principio hasta volver a ponerse de hinojos para las manoletinas finales. Un dechado de nobleza que deja a Valadez presentar credenciales aunque la espada le dejó inédito de trofeos, mientras hacia justicia el tendido con la bravura del utrero despidiéndolo con palmas.
La faena de Cabrera acoge todos los calificativos elogiosos que debe tener un torero que le echa un pulso a la suerte con las dos rodillas en tierra mirando fijamente a esa negrura de un chiquero que escupe con violencia un toro. La generosidad de coger los palos y dejar dos con permisible lucimiento seis palitroques, adornarse y salirse torero de la suerte. En esa medida del que entrega todo, a Cabrera hay que medirle desde la decisión y arrebato torero que empleó en la muleta ante un novillo que demostró cosas buenas en su embestidas iniciales pero que , por una causa o por otra, acabo sin rematar el viaje en esa largura que necesita el toreo para entusiasmar. En ese intento de faena, Cabrera se tiró a por uvas y se trajo el racimo entero en forma de rotunda estocada. Rodao como una pelota salió el novillo, apuntando el almeriense la primera oreja en su esportón.
Más clase que fuerza en ese primero de Toñete, que con dulzura en su ir y venir le dejó estar con posibilidades en la tarde. Fue desde luego el que más se rompió en el caballo. No por el escaso puyazo sino porque metió abajo los riñones con bravura y entrega. Quizás faltó distancia en los comienzos de faena, pero una serie con la izquierda y otra con la diestra al final de faena explicaron que el novillo tenía claves con las que tocar música y que sonara bien. Otro espadazo fue suficiente para que Toñete también cobrara ventaja. La suerte suprema definía hasta ese momento el festejo.
Que verdad es eso de que no es lo mismo hablar de amor que regalar flores. Leo le regaló las flores artificiosas de una faena ala que le faltó hablar de amor a ese extraordinario novillo que hizo cuarto. Hablar de amor, requiebros de enamorado para enjaretar cada viaje de un encastado y bravo animal. Un utrero con mucha clase que acarreaba emoción en cada embestida, derecho como una vela y bebiendo los vientos de una muleta que no siempre le habló de amor. Académico, honesto y entregado el torero. Más a estas alturas de la crónica sigo estando más enamorado de ese Jareño, primero de Encinagrande, que se fue entre aplausos para esas marismas azules, el sitio para donde moran los toros bravos.
Pocas sonrisas le dedicó la suerte a Cabrera con ese quinto de la tarde. Cuajado, hondo y manso. Las tres patas más jodidas para lograr ese triunfo macizo, hondo y perfumado de arrancadas con posibilidad de que ese tendido que te espera se entregue en la pasión del ole. Pues ni eso. Faena más de ganas que de posibilidades y donde el mal uso de los rehiletes se enjuga con el hábil manejo de una espada que viajó certera y rotunda. Los aplausos desde el tercio, mitigan algunas cosas pero no le habrán colmado a Cabrera las ansias de triunfo gordo que buscaba.
El oficio y las buenas maneras de Toñete dejan la impronta de que pudo haber toreo pero esta vez los recursos del sexto no dieron para más. A uno personalmente le convence ese saber estar del novillero resolviendo en la medida del pundonor las posibilidades de lucimiento a una novillada que como en la zarzuela al uso tuvo, por encima de otras cosas, la virtud de una espada triunfadora.
Ficha de la corrida
GANADERÍA: Se lidiaron cuatro ejemplares de Juan Manuel Criado y dos, cuarto y sexto, con el hierro de Encinagrande, misma procedencia y propietario. Un lujo de novillada, bien presentada, con cuajo, nobleza y tres ejemplares muy bravos que fueron primero, tercero y cuarto. El quinto, rajado y áspero en el tercio final. ACTUANTES: Leo Valadez: oreja; dos orejas. José Cabrera: oreja; saludos Toñete: oreja; oreja. INCIDENCIAS: Plaza de toros de Almería. Novillada picada. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria a las víctimas del atentado de Barcelona.
También te puede interesar
CONTENIDO OFRECIDO POR DIPUTACIÓN DE ALMERÍA