Feria

Jornada de aventura en el Parque del Andarax

  • La actividad, que cumple mayoría de edad en esta edición, volvió a ser todo un éxito entre los casi 400 participantes La organización ofreció dos recorridos diferentes

Poco después de que apareciera el sol por el horizonte, cientos de participantes ya se encontraban explorando el terreno del Parque del Andarax en los Juegos/Itinerarios de Orientación de Feria. Una medida que ayudaba a los competidores a no tener que sufrir las más altas temperaturas que se dan al mediodía. La prueba, organizada conjuntamente entre la sección de orientación el Club Cóndor y el Patronato Municipal de Deportes, volvió a romper registros de participación y fue todo un éxito. Una mañana en la que todos los asistentes, de edades comprendidas desde los tres años del más pequeño hasta los sesenta y cinco del mayor, disfrutaron de una iniciativa que pone activos a muchos de los sentidos del cuerpo humano y que sirve para unir a varias generaciones de familias. El denominador común era la felicidad entre los grupos de familiares y de amigos que había en el lugar, reconociendo todos abiertamente la alegría y la satisfacción que le otorgaba solo el hecho de participar.

En una actividad de promoción como la mencionada, no se quiso dar prioridad a la clasificación, aunque sí se hizo un pequeño reconocimiento a los treinta participantes más jóvenes.

La iniciativa constó de una serie de recorridos donde se daba a conocer la orientación a jóvenes y mayores y donde también se trataba de iniciar a todos en la lectura de mapas. Al ser de promoción, no era necesario los conocimientos previos en la cuestión y el nivel de los recorridos estuvo en concordancia con las dos categorías existentes. La organización estableció dos recorridos con diferentes dificultad, uno para la categoría de iniciación, para niños de hasta ocho años; y otra de iniciación juvenil y adulta. Sea como fuere, los itinerarios podían completarse en grupo, debido al carácter familiar de la prueba. La categoría infantil o carrera A se diferenció en la utilización de una simbología fácil, mientras que en la carrera B se utilizaban los signos convencionales de orientación.

El recorrido a seguir quedaba plasmado en un mapa punto a punto, debiendo recorrerse en idéntico orden en el que se indicaba. Para ello, sobre el terreno se señalaban dichos puntos con unas balizas. Así, cada participante llevó una tarjeta de control que rellenaba en cada baliza con el objetivo de completarlas todas.

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