En Almería sólo hay un jueves del año tan famoso como el de Semana Santa, el de la Feria. En el religioso se celebra la ida de Jesucristo, pero en este, en el de agosto, sólo se tiene en cuenta la fiesta. Así que para ponerla ya está la Feria del Mediodía.

Se han pasado los días y cuando termine el de hoy tan sólo quedará uno para que la marcha desaparezca del centro. Pero promete. El mal pensado debería llegar a la conclusión de que conforme pasen los días la fiesta iría decayendo, pero en esta ocasión se ha equivocado. El ambiente del centro se ha mantenido durante las cuatro jornadas transcurridas de la semana, eso sí, la mayor afluencia se produjo el domingo, ahí no hay discusión. Pero Almería se resiste a dejar escapar un sólo día de festejos en el tintero y cuando no se animan unos, llegan los otros. El caso es crear una atmósfera de esparcimiento y recreo que mantenga vivo el ánimo.

Y lo cierto es que se está consiguiendo enardecer el clima del centro durante todo el día. Los ambigús consiguen que las horas centrales estén destinadas al tapeo, siempre acompañado de cervezas y refrescos. Pero la jarana sigue viva en horas posteriores. Los jóvenes han aprendido que el botellón de antaño puede ser sustituido por otro tipo de ambiente. Sin duda más sano, pero igual de válido para pasarlo bien.

Lo bueno de estas fiestas es que conformen pasan los días va tomando un colorido distinto. La gente pierde la vergüenza y comienza a escoger atuendos cada vez más originales.