El Pasmo de Triana y el avión

El sevillano Juan Belmonte, figura cumbre con Joselito en la llamada edad de oro de la Tauromaquia, actuó en cuatro ocasiones en Almería con suerte dispar: pitos, broncas, orejas y rabos

El Pasmo de Triana y el avión
Antonio Sevillano

21 de agosto 2013 - 01:00

A diferencia del balompié y de sus protagonistas futboleros, por lo general aburridos e insustanciales en su expresión pública, la tauromaquia nacional es riquísima en su léxico cotidiano. Tanto que muchos de los modismos, giros y expresiones gramaticales forman parte del idioma castellano, coloquial y culto. A mayor abundamiento, a toreros de diferentes épocas debemos frases, aforismos y sentencias rotundas incorporadas al lenguaje escrito y hablado. Valga una trilogía y un brindis modélico de urbanidad y compañerismo.

La máxima filosófica "se torea como se es", proferida por Juan Belmonte; la reflexiva y pragmática "más cornás da el hambre", de El Espartero; o bien la atribuida al medroso y genial Rafael el Gallo con motivo de sus famosas espantás: "La bronca en la plaza dura una hora, y las cogidas dos meses de reposo en la cama". Y el brindis del citado Manuel García "Espartero" cuando en la última década del XIX- tuvo que matar seis toros tras el percance sufrido por su compañero Carlos Borrego "Zocato":

Señor presidente:

brindo por usía y esos caballeros (acompañantes en el palco)

porque se ponga bueno mi compañero,

por la gente de Almería

y por todos los forasteros

Nadie como Chaves Nogales, escritor y paisano suyo, supo plasmar la grandeza de Juan Belmonte García, nacido en la sevillana calle Ancha de Feria -equidistante a La Macarena y Alameda de Hércules-, aunque rebautizado como el Pasmo de Triana después de avecindarse en el barrio. Con Joselito, tanto monta, forma la indiscutible pareja de la edad de oro taurómaca, solo rota tras la trágica cornada cobrada por el primero. Con lo de "se torea como se es" en realidad lo que quiere es enfatizar sus durísimos inicios dándole muletazos a novillos y toros, en la dehesa de Tablada, previamente apartados de la manada. Formando parte de cuadrillas de furtivos aspirantes a la fama, anarcoides y desharrapados como él, bajo la luz de la luna tras sortear espinos y vadear arroyos desde la trianera Cava de los Civiles. Siempre tuvo en cuenta aquellas aventuras que posteriormente marcarían los modernos conceptos de quietud y proximidad que cambiaron la historia del toreo: el acortamiento inverosímil de la distancia física entre animal y hombre.

A los 22 años y uno de alternativa debutó en Almería los días 26 y 27 de agosto de 1914. En total tres visitas contabilizó en Feria, muy espaciadas. En la primera tarde ya quedó el regusto de su esencia belmontista. En toriles seis ejemplares de Gregorio Campos para Belmonte, Relampaguito y Francisco Posadas.

Con el público enardecido y la prensa rendida, de la rotundidad del triunfo da cuenta un hito histórico: es la primera vez que el coso de Vílches vio cortarle el rabo a un toro. De nombre Hurón, conste en los anales. Después de brindar, en su segundo, Papelero (berrendo en negro que tomó seis varas), sucedió un lance no suficientemente aireado y que corrobora el valor del coloso sevillano. El piloto francés Demazel, protagonista de la Fiesta de la Aviación publicitada como número extra del programa ferial, sobrevoló la vertical de la plaza cuando se hallaba inmerso en la faena aclamada ruidosamente. En ese momento, con la muleta plegada en su brazo,

Belmonte cesa de torear para contemplar el avión que cruza el espacio y sereno, pero sin desplante, continúa impávido a dos dedos de los pitones (…) El público grita para que Belmonte no mate y siga toreando...

En la segunda (1925) maltrecho de un percance reciente, la tarde derivó en bronca y división de opiniones. La tercera y última (agosto del 34) se saldó con otro triunfo en las postrimerías de su carrera… Éxito a medias, con toros de Tres Palacios: dos orejas y rabo y pitos en abundancia.

Quien conquistase el fervor de un Valle Inclán o Gerardo Diego se suicidó de un disparo de pistola en su finca de Utrera. Corría abril de 1962.

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