Retos y partidas entre familiares

La Rambla de Almería, repleta de familias, acogió las exhibiciones de mini-golf, futbolín y billar

Lo más chicos demostraron sus dotes en el arte del futbolín.
Lo más chicos demostraron sus dotes en el arte del futbolín.
Pablo Laynez / Almería

26 de agosto 2008 - 01:00

"¡Gol!", "¡buen golpe!, o "¡habéis metido la negra; habéis perdido!", eran algunas de las exclamaciones que se escucharon ayer en la Rambla de Almería. Una de las arterías principales de nuestra ciudad se convirtió en un inesperado circuito compuesto de mini-golf, futbolines y billares.

La parte baja de la Rambla, frente al Gran Hotel Almería, acogió nueve hoyos de golf. Allí, padres e hijos perfeccionaban su depurada técnica con los palos. Muchas veces los swing de los más pequeños, eran mejor que los de sus predecesores, lo que demuestra bien a las claras la enorme vitalidad de la juventudad almeriense. Dos monitores se encargaron de repartir papeles para que los competidores apuntasen su par de campo.

Unos doscientos metros más arriba, al lado del Instituto Celia Viñas, se ha ubicado la carpa ferial que ayer estuvo repleta de familias jugando al futbolín y al billar, además de un taller de pinta y colorea para los más chicos.

Familias enteras se colocaban una enfrente de otra, con los mangos de la defensa y la delantera del futbolín, para medir sus fuerzas. Por amor a sus colores, la gran mayoría prefería ponerse del lado de los jugadores del Real Madrid y celebrar los goles recordando los cuatro que le endosaron los merengues al Valencia de Unai Emery este fin de semana en Supercopa de España.

Justo enfrente de los futbolines, se hallaban las mesas de billar. Una pequeña cola delimitaba el acceso al recinto donde competían cuatro familias a la par. Es cierto que a los más pequeños les costaba coger y sostener los tacos, porque casi no llegaban a la mesa. Pero en ese caso estaban los padres prestos y dispuestos a levantar en peso a sus hijos, para que ejecutaran un golpe maestro. Una vez que concluía la partida o se metía la bola negra, era el turno de otra familia que esperaba pacientemente su oportunidad.

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