Feria

Saeta granadina

  • Sin incurrir en irreverencias, en ocasiones es aconsejable aligerar penas y tensiones. Desdramatizar el drama. Por ello, el repertorio saeteril incluye situaciones y letras jocosas y desenfadadas

EN cualquier caso, no anda desencaminado un amigo mío, agnóstico irreductible y volteriano coherente: si a su sufrimiento y muerte le sucede la resurrección gloriosa, a qué viene tanta tristeza? En marzo o abril -según el mes en que caiga- haremos un recopilatorio de saetas poco convencionales y jamás cantadas: Viendo Jesús que la muerte / la tenía tan cercana, / se echó la maleta al hombro / y marchó pa La Cañada.

Todo el mundo sabe que para ir de Adra a Granada lo normal es hacerlo vía Motril. Natural de aquella Abdera labradora y marinera que recitase Gerald Brenam, nuestro prenda, lotero de profesión, gitano de buena ley y supersticioso según el ADN, daba un enorme rodeo por Guadix y el Puerto de la Mora con tal de no cruzar un pueblecico de mal bajío y manifiesta malasombra, granaíno y costero, que yo tampoco voy a mentar. Por si las moscas. El caso es que todos los años viajaba a la ciudad de Los Cármenes en Corpus y Semana Santa. Había que sacar un dinerillo extra con el que saciar el "estógamo" de cinco chaborrillos. No lo he dicho -lo digo ahora- que entre las aficiones de este espécimen de Camborio sobresalía el flamenco y el trasegar un generoso caldo de Albuñol o de cualquier cepa de la Contraviesa que se preciase.

Y en Granada estábamos a la espera de presenciar las procesiones que harían estación de penitencia durante la semana grande de los cristianos andaluces, de la parte oriental y de la occidental. El domingo de Ramos amaneció con negros nubarrones sobre la Vega. Mal augurio. Ni parte metereológico ni leches, se dijo el hermano mayor de la Santa Cena y María Stma. de la Victoria. Esta noche salimos a la calle. Pero dios dispone y el mal tiempo desbarata. A la hora prevista se abrieron los cielos y aquello parecía el diluvio. El lunes, martes y miércoles, ante las inclemencias del tiempo, seguían aparcados en la parroquial de Santa Escolástica. El jueves escampó y el del báculo de mando ordenó sacar la cofradía pese al despropósito crono/ iconográfico de la Pasión. Me da igual, el pueblo de Graná nos espera. Nuestro gitano, apostado en la calle San Matías, nada más ver a la Virgen de la Estrella, se plantó delante del palio. Carraspeó, templó la voz, cogió el tono y en tomando aire, arrancose por carceleras: No llore Virgen Santísima, no llores ni tengas pena, que acabo de ver a tú Hijo cenando en la Plaza Nueva.

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