Teatro chino y Lido Clásicos y omnipresentes

Fueron los genuinos representantes del musical frívolo en gira por España, con instalaciones propias. Su no tan lejano recuerdo perdura en la memoria selectiva de varias generaciones. Para unos fue el lugar donde aplaudir a intérpretes del flamenco y la copla (no todos en su momento de mayor esplendor); para otros el descubrimiento de un mundo femenino de lentejuelas y medias de malla oculto por la censura, fuente de inspiración lúbrica en noches de desasosiego y soledad. Y para la mayoría, un islote de evasión de lo cotidiano a precio asequible.

Con idéntica filosofía y fuera del circuito de recintos estables (teatro Cervantes), Chino y Lido tuvieron sus precedentes en la capital, más modestos si cabe en cuanto a instalaciones y artistas: Alegría, Hervás, Arriola, Hnos. Largo, Hércules, Estambul o Casablanca. Todos levantaron su carpa de lona en barrios y solares bien conocidos por la fiel clientela (plaza Pavía y Quemadero, Avda. Vílches o Tiro Nacional), con el flamenco y orquestinas como plato fuerte de su doble programación diaria, años previos a que garridas mozas luciesen pantorrilla por la pasarela en coreografías y bailables: aplaudidas discretamente o acogidas con libidinosos rebuznos. Respecto al Arte Andaluz, distintos paisanos debutaron sobre sus tablas: los cantaores Manolo de la Ribera, Chiquito de Oria y Pepe Ortega; Antonio Sánchez "Antonio de Almería" (guitarrista oficial del Chino en los cincuenta) y las bailaoras Hermanas Benítez

TEATRO CHINO DE MANOLITA CHEN

Desde que en 1951 echara andar el teatro-circo propiedad del matrimonio Manuela Fernández "Manolita Chen" y Chen Tse-Ping, fue el auténtico, el original espectáculo de Variedades (¡Piernas, mujeres y cómicos para todos ustedes, respetable público!) imprescindible en todas las localidades que se preciasen. En Almería se presentó en el Real de la Feria con el sugestivo título de Galas Orientales 1957. Dos años después la cartelería anunciaba: "Cante Flamenco, Risas y Altas Variedades. 50 Artistas internacionales y 20 bellas señoritas. Un espectáculo completamente distinto a los demás". Tres funciones diarias (abrieron una segunda taquilla en el Paseo, frente a Simago) con público "moderado" en las dos primeras (preferentemente matrimonios) y más berreante y etílico en la golfa de madrugada. Antes de su clausura en 1988, otro con idéntica cabecera le hizo competencia: el Teatro Chino del empresario Antonio Encinas.

Aunque agosto era el mes habitual, no desdeñó las temporadas otoñales. En diciembre de 1963 se instaló en el Tiro Nacional con la presencia -ignorada en las biografías- de quien ha alcanzado el olimpo de la Guitarra: Paco de Lucía, presentado a la edad de 16 años como Paquito de Algeciras. Vean la oportuna gacetilla: "… Y Paquito de Algeciras, que hizo verdaderos milagros con la guitarra" (el hijo de la portuguesa Lucía debutó el año anterior en el teatro Villamarta, de Jerez). A éste debemos añadir un kilométrico repertorio de flamencos y copleros: Marifé de Triana, Antonio Molina, Dolores Abril y Juanito Valderrama, El Fary, Emilio el Moro, Porrina, Farina, Enrique Montoya, Niño Ricardo, El Titi o Perlita de Huelva. Y humoristas tan en boga como Arévalo, La Bombi, Fernando Esteso, Julio Carabias o Manolo de Vega. Además, naturalmente, de un abigarrado elenco de Variedades: vedettes, bailarinas, canzonetistas, números arrevistados, orquestas, etc.

TEATRO LIDO

Otro clásico con clientela fidelizada, propiedad de la pareja empresarial Guillén-Hervás: "El más grande y moderno teatro desmontable de Europa". Sin desdeñar lo anterior, el Lido se decanta por otros derroteros: "Una revista con comicidad, sexi y destape total". Avanzaban los setenta y el fin de la censura. Así se sucedieron libretos tan "sugerentes" como Te vas a poner morao, Dos verderones con suerte, La risa se destapa o Cacao cachondeo. Con "Mujeres al desnudo en Lido" se presentaron en Almería el 18 de agosto 1977.