Tradición de padres a hijos
La diana de Gigantes y Cabezudos recorre las calles del casco histórico desde las 8:00 horas 24 figuras que bailan al compás de la música junto a los más madrugadores
Más de 100 años de historia. Son los que tiene este particular desfile de Gigantes y Cabezudos que desde primera hora de la mañana recorre las calles del casco antiguo. Los cohetes marcaban el itinerario de las veinticuatro piezas que bailaron al compás de la música en compañía de grandes y pequeños. Como cada año, doce gigantes y doce cabezudos conformaron la comitiva. La Moza y el Curro, figuras tradicionales almerienses, iban a la cabeza de este desfile. Desde las 8:00 horas hasta las 11:00 sus majestades Isabel y Fernando, Dulcinea del Toboso y el pensativo Don Quijote, junto con otros muchos, fueron los encargados de sacar las sonrisas de grandes y mayores. Una tradición que, en el caso de Carlos López, portador de una de las figuras, va ya por la cuarta generación. "Yo comencé con 16 o 17 años y ahora tengo 43", dijo.
A pesar de tener que madrugar y del calor que se pasa dentro de estas figuras, que pesan algo más de 40 kilos, los portadores no faltan a esta cita año tras año. La música corrió a cargo de la charanga 'Tocamos lo que nos dejan', de Berja, que interpretaron temas como La vida es un carnaval o Paquito el chocolatero.
Cientos de vecinos acompañaron durante todo el recorrido a esta comitiva, que salió de la Plaza Vieja y que discurrió por las calles del barrio de Pescadería. Y no solo hubo gente de la capital, la familia Galera Reche viene todos los años desde Granada, Sevilla y Córdoba para ver este particular evento. "Venimos todos, tres generaciones, yo soy la más veterana que llevo 42 años asistiendo".
Miguel del Pino, que acudió con sus dos hijos, es aficionado a los gigantes y cabezudos y recorre la península junto con su familia en busca de estos. Su pequeño Miguel vestía con una camiseta de estas figuras de las fiestas de Pamplona. Enri Aguilar fue otro de los jóvenes que manejaba una de las figuras, su hijo Enri de pocos meses le acompañó durante el recorrido. Su tía, Carmen Picón, aseguró que "es un tradición que se transmite de padres a hijos y de tíos a sobrinos".
Una tradición centenaria que no está dispuesta a desaparecer, al contrario, seguirá pasando de generación en generación. Familias enteras que portan las figuras, desde el más mayor hasta el bebé que acompaña el desfile en su carrito y que en un futuro también portará uno de los gigantes.
Alegría y diversión desde primera hora de la mañana en esta Feria y Fiestas en Honor a la Virgen del Mar.
También te puede interesar
CONTENIDO OFRECIDO POR DIPUTACIÓN DE ALMERÍA