La despedida a una 'manera de vivir' y a un rockero eterno
El artista de Carabanchel abarrota el Recinto de Conciertos en su última gira
El espectáculo estuvo compuesto por un combinación de temas clásicos con su último disco
Hay despedidas que deberían ser un hasta luego, sobre todo cuando se trata de un artista de leyenda. Melena peculiar, camiseta negra y vaqueros oscuros, esta descripción no puede asociarse a otra figura que no sea el rockero de Carabanchel, Rosendo Mercado. Cuatro décadas desde que iniciara su andadura con Leño y 33 años desde que lanzara su primer disco en solitario, el adiós a una "manera de vivir" está más cerca y Almería era parada obligatoria en su última gira.
La noche parecía no arrancar, quizás fue una casualidad demasiado llamativa, el retrato de un mensaje que planeó en el ambiente durante toda la noche: "No te vayas todavía". Lo cierto es que el comienzo de Los Enemigos, que actuaron como teloneros, fue aclimatando un recinto que aguardó durante casi dos horas la aparición del vocalista y guitarrista. Minutos antes de la medianoche y ante un abarrotado espacio de conciertos, Rosendo entró en escena para enloquecer a los espectadores.
"Sublime", decía el estribillo de su primer tema. Así fue, una cita para enmarcar en la eternidad del rock. 64 años no son nada cuando el talento es perenne. Vive su segunda juventud y se evidenció con más de una veintena de canciones en las que no faltaron la precisión que da la experiencia de una vida en los escenarios y la correspondencia de un público rendido. "Yo sé que esta noche no me vas a encontrar", pero fueron miles quienes arroparon a Rosendo.
No podían faltar los clásicos del repertorio como "Pan de higo", "El tren" o "Masculino singular", así como las versiones de las piezas más populares. Un homenaje a Antonio Flores con "No dudaría". Pero llegó la apoteosis con "Flojos de pantalón", un solo melódico, preciso, majestuoso. Ritmo a golpe de rock y el clamor de un público entregado. No menos intenso fueron "Agradecido", con un vibrante punteo, y "Maneras de vivir", dos canciones que interpretó tras la unánime petición del respetable para que volviera al escenario. Su último disco "De escalde y trinchera" también fue protagonista con letras como "Cúrame de espantos" o "El botillo y la pringá". Una noche de altos vuelos para un artista que se resigna a ser despedido como uno más. Será eterno porque la música y su persona están obligados a entenderse para siempre. Mientras tanto, Almería seguirá recordándolo como la figura que marcó una etapa gloriosa en el rock español.
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