Feria

El himno a Almería despreciado

¡Cantemos, oh Patria, con himno armonioso, tú nombre, que es gloria del suelo español!

Almería, ciudad hechicera,

¡quien te viese, repite el cantar;

pasear tus calles y fuera

a rezarle a la Virgen del Mar!

CUANDO el error, a fuerza de repetirlo, toma cuerpo y se convierte en tópico, restituir la verdad histórica es tarea imposible. Más en esta Almería empeñada en darle la espalda a su legado cultural. Precisamente con un partido conservador en el ayuntamiento al que solo le interesan las tradiciones, al parecer, cuando puede sacar provecho electoral. Después de argumentárselo en detalle, por activa y por pasiva, siguen empeñados en mantener el error incluso en las visitas guiadas; caso del mal llamado "Sol de Portocarrero" o palacio de los marqueses de Cabra. Si no pueden alegar desconocimiento, solo la soberbia propia del ignorante puede justificar el empecinamiento de sostenella y no enmedalla. Otro caso flagrante es el Himno a Almería que interpreta la banda municipal. Aquí, a la arrogancia de su mayoría absoluta se une la inquina hacia mi persona de determinados miembros de ese equipo de gobierno.

El himno compuesto (letra y música) por el literato almeriense Antonio Ledesma Hernández y el oscense Manuel García Martínez, maestro de capilla musical de la catedral, fue aprobado en el Pleno celebrado el 21 de agosto de 1916. A iniciativa del concejal García del Moral, el resto aceptó unánimemente el ofrecimiento altruista de sus autores, adquiriendo así el marchamo de Himno oficial: el único, pese a que en agosto de 1946 ya sonasen las notas del firmado por José Padilla y Álvarez de Sotomayor.

Tras el ensayo general coordinado por el pianista y director de orquesta Laureano Campra Mosquera, se estrenó el día 31 del mismo mes y año, incluido en el programa de Feria. La banda municipal, Orfeón Almeriense y la tiple-solista Joaquina Albarracín, dirigidos todos por el propio maestro García Martínez, realizaron la primera audición pública ante el general beneplácito de miles de espectadores. En una jornada de puertas abiertas, los gremios artesanales y niños del Hospicio fueron especialmente invitados. El feliz parto tuvo lugar en la plaza de toros que ahora cumple, ante la indiferencia municipal, su 125º aniversario. Un coso que antes y después se convertiría, además de atender su función principal, en "contenedor" cultural.

Hasta 1936 dicha composición era la única interpretada en cualquier acto solemne. Lamentablemente, la despreocupación e incultura de sucesivos ediles lo relegaron al olvido en favor del que actualmente se escucha. Y aquí viene lo de la inquina, rencor o animadversión. Solo porque fui yo quien la rescatase del olvido y diese a conocer en prensa no se interpreta. Sin

considerar que no es a mí a quien ofenden sino a la Ciudad a la que privan de un símbolo que le es propio. Pero a Antonio Sevillano "ni agua, que no se ponga ninguna medalla quien critica nuestra gestión".

Con la partitura en la mano y la ilusión por que se escuchase casi un siglo después, se la proporcioné al director de la banda quien la musicó y me invitó a su ensayo. Según su propio testimonio y el de lo profesores es de gran calidad. De esto han pasado dos años y sigue inédita. ¿Por qué?, Juan José Navarro me sugirió que preguntase en Cultura. De ese área municipal es responsable (no político) José Vélez, a su vez primer concertino de la Orquesta Ciudad de Almería. A él le pareció igualmente magnífica, prometiendo que la estudiaría con cariño para hacer una versión adaptada a la orquesta y a su mayoría de cuerda.

Pasados unos meses me proporcionó una enorme alegría: "En el concierto de Feria la estrenamos con la solemnidad debida". Mentira. Ni se ha estrenado ni ha dado ninguna explicación. ¿Orden del concejal de Cultura?, ¿orden del alcalde? El violinista me ha decepcionado.

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