Toros

Jorge Martínez salva la tarde

  • El novillero murciano ‘de la casa’ abre la puerta grande tras cortar dos orejas en su primero, en un festejo que fue de más a menos

  • Álvaro Hernández fue herido tras recibir dos cornadas

Jorge Martínez sale a hombros de la Plaza de Toros de Almería.

Jorge Martínez sale a hombros de la Plaza de Toros de Almería. / Javier Alonso

Comenzó la Feria de Almería con la primera puerta grande, abierta por el almeriense de adopción Jorge Martínez, que sigue firmando un muy buen año. Un festejo que fue claramente de más a menos en todos los aspectos y que acabó con uno de los tres diestros herido, Víctor Hernández, quien recibió dos cornadas durante la lidia del primero de la tarde.

Hernández comenzó su faena con lances de recibo muy correctos y quites en los medios con los pies muy juntos. El madrileño salió al ruedo con muchas ganas de triunfar, lo que se advirtió desde que el novillo apareció por la puerta de toriles. Brindó la muerte del que abría plaza al maestro almeriense Ruiz Manuel y comenzó su faena de rodillas. El novillo lo volteó entonces de forma muy aparatosa y le dio una verdadera ‘paliza’ que lo mandó a la enfermería con el traje hecho jirones y el susto en los tendidos. Pero el pundonor del joven diestro formado en Guadalajara hizo que al poco volviera a aparecer en el ruedo, lo que le valió la entrega del público. Salió a los medios y nuevamente se llevó un susto, aunque esta vez sin llegar a voltearlo. Mató de una estocada tendida y se ganó una generosa oreja sin duda influida por el accidentado desarrollo de su faena.

El murciano, aunque miembro de la Escuela Taurina de Almería, Jorge Martínez igualmente salió muy motivado y se gustó de inicio, ante un público receptivo, en lances de verónicas de recibo. Martínez estuvo fino con el capote, coronando con un plástico quite por la espalda los prolegómenos de la faena de muleta. Tras brindar al público, conectó series muy aplaudidas y que despertarón los olés en los tendidos. Se le vio muy maduro y con ‘horas de vuelo’ que le aportan seguridad. Toreó con ambas manos y con mucha variedad (chicuelinas, pases desmayados...). La estocada, algo delantera, fue muy efectiva y le abrió la puerta grande tras concederle el presidente las dos orejas.

Álvaro Alarcón llegó con la vitola de triunfar en Las Ventas, pero no conectó con el tendido

El toledano de Torrijos Álvaro Alarcón llegó con la vitola de haber triunfado en Las Ventas y recibió al primero de su lote con pases muy ceñidos, yendo pronto al picador tras recibir un empujón del astado. Brindó también al público y comenzó su faena con estatuarios, ante un novillo que cabeceaba en demasía y le dificultaba la faena. Lo sacó a los medios, pero faltó transmisión entre los tres elementos: novillero, novillo y público. Coronó una faena muy académica con pinchazo y estocada, mediando un aviso. Se llevó los aplausos de los aficionados.

El festejo decayó tras la merienda, y de hecho ya no se volvería a cortar ningún apéndice. También los novillos fueron peores que los tres primeros. El percance de Víctor Hernández en su primero hizo que se cambiara el orden y pasó a lidiar, aun estando herido, al que cerraba plaza.

Uno de los novillos derriba al picador y a su caballo. Uno de los novillos derriba al picador y a su caballo.

Uno de los novillos derriba al picador y a su caballo. / Javier Alonso

Jorge Martínez bajó algo el nivel en el cuarto, en cuya lidia sobresalió el almeriense Curro Vivas con las banderillas, quien saludó al público tras su par. El novillero brindó la faena a su mozo de espadas y empezó en los medios, pero el toro se rajó pronto, yendo de más a menos tanto astado como diestro. No mató bien, tras varios pinchazos, y fue despedido con aplausos y, eso sí, la puerta grande asegurada por su actuación en el segundo de la tarde.

El quinto fue para Álvaro Alarcón, un bonito novillo castaño que salió muy vivo y fue recibido con tandas de verónicas. El novillo no se dejó en banderillas y, tras brindar al empresario de la plaza almeriense, facturó una faena insulsa y carente de transmisión, que dijo muy poco al tendido. No estuvo fino con la espada, matando tras cuatro pinchazos, y recibió aplausos.

Y un maltrecho Víctor Hernández, tras abrir, cerró el festejó pese a aparecer con dos cornadas que requirieron de una apresurada sutura en la enfermería. El diestro brindó su segundo al equipo médico de la plaza y tras demasiado castigo en varas, adoleció de acople con el astado durante la faena. Además, tampoco la suerte final estuvo de su lado, ya que tras una estocada tendida, necesitó de seis descabellos para finiquitar.

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