El último verano | Festival de cine de Sevilla

Deseo | Tabú

Una imagen del estupendo filme de Catherine Breillat.

Una imagen del estupendo filme de Catherine Breillat.

Lo bueno de rehacer una película fallida como la danesa Reina de corazones, que pudo verse en este mismo SEFF en 2020, es que, si además uno cuenta con la confianza del productor (Said Ben Said) y la colaboración del experimentado y siempre solvente Pascal Bonitzer en la escritura, se pueden corregir todas esas derivas moralistas que precipitaban el filme de May el-Toukhy hacia el abismo biempensante después de haber jugado con fuego con demasiados cubos de agua cerca.

No digamos ya si se poda todo ese barniz pseudopublicitario y melodramático de la original para seguir abrazando, como siempre en Breillat (A ma soeur!, Anatomía del infierno, Un vieille maitraisse), las formas depuradas y secas, aquí con algunos de los mejores y más directos cortes de montaje que hemos visto en mucho tiempo, que despejan todo esteticismo en aras de una narración firme y precisa en su incursión en el deseo femenino en la edad madura (fría y determinada por fuera, abrasada por dentro Léa Drucker) a través de la atracción sexual de una acomodada abogada por el hijo adolescente de su marido.

Breillat asume los preámbulos desde la observación implacable de la vida burguesa y entra en materia corporal y lúbrica sin más preavisos, prueba de que su mirada no va a ir nunca por el sendero de la condena o el juicio moral, tampoco por el de la denuncia o en panfleto feminista, y sí por ese terreno siempre ambiguo y en la cuerda floja que se parece más a la propia vida y sus complejidades que a los corsés y limitaciones de la ficción sobre asuntos tabú.

Desatado el deseo sin cinturón de seguridad e incumplidas las promesas, sólo queda ya espacio para subir la apuesta de la crueldad y la confrontación en un juego de adultos que el adolescente se niega a asumir como tal en su desengaño. A la postre, el filme se cierra con un nuevo e inesperado quiebro narrativo que invita a otros muchos más veranos en el ciclo del desconcierto y el deseo.