Arte mudéjar desde Aguadulce para el mundo con la última tecnología del sector
El aparejador Andrés Zamora, que dirige la empresa 'Los Tres Juanes', ha participado en proyectos millonarios en países como Orán y Bahréin o para las hermanas Koplowitz en Ciudad Real
El arte mudéjar es exclusivamente hispánico, porque nació entre los árabes que se quedaron en España tras la Reconquista, aunque se exportó a América en la época colonial. El aparejador granadino Andrés Zamora, afincado en Aguadulce al casarse con una almeriense con quien ha formado una familia con dos hijos de corta edad, es un especialista en arte mudéjar, incluso convirtió en libro su tesis de fin de carrera.
Cuando habla de su trabajo se entusiasma tanto como cuando diseña los dibujos que luego una máquina que cuesta unos 300.000 euros y puede manejar a control remoto desde el odenador pórtatil en su domicilio, va a definir. Siglos atrás los moriscos realizaban las tallas de sus filigranas y artesonados a mano, y hoy en día las hace 'la máquina numérica', pero en su empresa 'Los Tres Juanes', nombre de una conocida ermita de la granadina localidad de Atarfe, todavía se talla artesanalmente la madera cuando es necesario.
Andrés y su equipo han diseñado y construido piezas para la mítica Alhambra granadina o para el Albaicín, pero también para el inmenso argelino Centro de Convenciones de Orán, una obra en la que participaron varias empresas españolas bajo una inversión de unos 400 millones de euros. 'Los Tres Juanes' trabajó en la zona más lujosa del Centro de Convenciones, exclusiva para Jefes de Estado, donde se invertian casi 40 de los 400 millones totales. "El ministro de Industria y Energía argelino supervisaba la obra y tuvimos que presentarle nuestros informes. Allí se da la circunstancia que los ministros son antes o después presidentes de Sonatrach, la empresa promotora de la obra y también la que construye el gaseoducto con Almería", recuerda el aparejador. Sus trabajos también han llegado a una villa en Bahréin, e incluso a los domicilios de Enrique Morente, la finca de las hermanas Koplovitz en Ruidera (Ciudad Real), o el ex presidente del Sevilla CF, González de Caldas.
El Reino de Bahréin es el país más pequeño de la región del golfo Pérsico en Asia. Está integrado por un archipiélago de treinta y tres islas, de las cuales la mayor es la Isla de Bahréin. Comparte fronteras marítimas con Qatar por el sur y el este, y con Arabia Saudita por el oeste y el noroeste, unidos por la Calzada del Rey Fahd.
En los últimos diez años sus maravillas también se pueden disfrutar en el Museo Picasso de Málaga, en California (USA) o en la estación de ferrocarril gaditana de San Fernando, entre otros. En la actualidad se encuentra preparando un proyecto en Abu Dahbi (Emiratos Árabes Unidos), donde ha abierto oficinas su empresa. Su mercado está principalmente en España, cuna de la restauración con un experimentado equipo de carpinteros, pero también en Marruecos, México o Argelia, una internacionalización que les ha permitido capear el temporal de la crisis española. A Argelia llegaron de la mano de la constructora OHL (Obrascon-Huarte-Laín).
"En Bahrein hemos trabajado en una villa muy grande, haciendo tres artesonados. Uno es un alfaje de labor de menado para una galería con unos cinco metros de ancho por 16 de alto, que quizá era el más sencillo de los tres. La madera que empleamos fue mobila, un pino americano con 200 ó 300 años de antigüedad.
Otro fue para un salón con labor de lacería entrelazada y el tercero, el más espectacular, un dormitorio con armadura ochabada formando un octógono. Era de unos nueve metros de diámetro. Estamos hablando de una villa privada de un jeque con mucho volumen de negocio. Muchos de los trabajos que nos llegan son a través del arquitecto sevillano Rafael Manzano Martos, una eminencia en arquitectura clásica y mudejar", recuerda el aparejador afincado en Aguadulce, quien siente pasión por el maestro Manzano Martos, quien fue director de los Reales Alcázares de Sevilla y en octubre recibió un premio en la Universidad de Notre Dame, afirmando que "me hubiera llevado a casa los trazos que hizo una vez sobre uno de mis diseños parar dar las órdenes de trabajo. Se me pone la carne de gallina recordándolo".
En el Centro de Convenciones de Orán (Argelia) la labor de la empresa granadina fue "más árabe que mudéjar. Hemos hecho un salón de comensales con tres artesonados de unos cinco metros de ancho por unos doce de largo aproximadamente, con un sistema algo diferente a la carpintería mudéjar española.
Se hizo con madera de Bose y llevaba unas 40 piezas de celosía translúcidas y una linterna con otras celosías para permitir la entrada de la luz y su reflejo en el suelo de la habitación. Hicimos las puertas de acceso a los salones principales, de madera maciza de unos cinco centímetros de espesor y de unos 2,20 metros de ancho y 2,90 de altura con dos hojas de una única pieza talladas en lacería. También las rejillas de ventilación, zócalos, rodapiés en madera. Al principio sólo íbamos a hacer las puertas, pero cuando vieron nuestro trabajo nos contrataron para seis partidas de la obra".
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