El olivar superintensivo, difícil equilibrio con el estrés hídrico y la sostenibilidad
La feria de agricultura Agroexpo, en la que han participado varias empresas almerienses, ha albergado unas jornadas en las que se ha animado a desarrollar este sistema de cultivo
Reinvertarse o morir. Es una de las frases más repetidas en el mundo de los negocios. Y en el agro no es una excepción. Lo que ocurre es que para reinventarse, según qué forma, hay que sopesar todas las variables para que la ecuación final sea la correcta y no salga el tiro por la culata.
Este es el caso del olivar superintensivo, un sistema de cultivo para producir aceite de oliva que tiene una gran ventaja: que produce mucho en poco espacio de terreno. Eso sí, tiene un inconveniente: es poco (o nada) sostenible, pues genera un gran estrés hídrico en la zona en la que se implanta, ya que necesita mucha más cantidad de agua que el sistema tradicional, en secano; además, hay que tener en cuenta el entorno en el que se implanta para no alterar el ecosistema de la zona, en el caso de que los recursos hídricos que se consuman procedan del subsuelo, es decir, de acuíferos subterráneos.
Es lo que está ocurriendo en el Campo de Tabernas, que se ve amenazado por este método de producción y que a medio y largo plazo puede suponer un importante revés para el resto de cultivos de varios kilómetros a la redonda, en concreto, en aquellos que dependan de las bolsas de agua de las que se han de nutrir estos olivos superintensivos.
Precisamente este debate ha saltado a la palestra hace escasos días, en el transcurso de la celebración de Agroexpo, que ha tenido lugar en Don Benito (Badajoz), del 24 al 27 de enero, y que ha contado con la participación de varias empresas procedentes de Almería.
En este marco, durante la celebración de unas jornadas técnicas sobre olivar superintensivo, se abogó por este sistema porque cuadriplica la rentabilidad del tradicional gracias a la innovación tecnológica y a la mecanización.
Por ello, en una región como Extremadura, en la que la producción de aceite se extiende a lo largo de más de 275.000 hectáreas de plantaciones de olivo, en cualquiera de sus variedades, cada vez más agricultores se decantan por modelos de cultivo de olivo superintensivo.
Se trata de una producción de olivar en seto que en las últimas cosechas ha alcanzado una rentabilidad de 2.400 kilogramos de aceite por hectárea recolectada.
Esto, frente a la media nacional que se sitúa en 530 kilogramos de aceite por hectárea en cultivo tradicional, supone un incremento considerable de los beneficios para el agricultor.
Estas cifras han sido facilitadas por la empresa Agromillora Iberia, que espera alcanzar los 3.000 kilogramos de aceite por hectárea, que ya empiezan a recolectarse en algunas de las fincas que la empresa supervisa en Extremadura y Portugal.
Una meta "muy ambiciosa, alcanzable y real", tal y como ha indicado a Efe el delegado en Extremadura y Portugal de Agromillora Iberia, Rubén Márquez.
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