En el casco histórico de Almería se concentra el mayor número de personas mayores de 65 años de la capital. Sin embargo, hay una necesidad esencial que no se les está cubriendo, como es el acceso a la gestión de su pensión y ahorros de la manera más accesible posible debido no ya a la falta de cajeros automáticos, sino a su desaparición en toda la barriada. Un fenómeno, este, que poco a poco se en los últimos meses se está viendo agravado por la crítica que realiza este colectivo aludiendo a un total desamparo por parte de la banca a atenderlos de manera presencial y remitiéndolos cada vez más a desarrollar sus gestiones a través de la vía ‘online’, algo que está suponiendo un problema por la gran brecha digital existente que caracteriza a estas generaciones.

En el mes de diciembre se cerró la última de las oficinas de la barriada y ante ese solar de recursos bancarios para los vecinos, desde la Asociación del Casco Histórico se promovió inmediatamente, en colaboración con las Hermandades del Prendimiento, Estudiantes, Angustias y Rosario del Mar; poner en marcha una iniciativa de voluntariado para acompañar a los mayores, más vulnerables y con más dificultades desde el punto de vista de la movilidad, de la accesibilidad y también desde el aspecto digital para acudir a la entidad bancaria y ayudarlos tanto para cubrir el trayecto, como para cumplir con unas gestiones cada vez más complejas.

Para ello, y desde primeros de enero, el servicio está vigente y Diario de Almería ha telefoneado al número dispuesto para solicitar esta ayuda por parte de los vecinos del Casco Histórico. Para sorpresa, como una voluntaria más, la propia presidenta de la asociación, Magdalena Cantero, atiende la llamada. Ella, junto a otros voluntarios, trabajan para atender y gestionar el servicio.

Dada la situación, nos pusimos en contacto con el Ayuntamiento de Almería para solicitar la instalación de algunos cajeros en edificios públicos existentes para que estos mayores del barrio tengan un acceso más cercano y por lo tanto más rápido para cubrir sus necesidades bancarias.

“Ya son varios los mayores que han recurrido a este servicio de acompañamiento, pero son personas que tienen cerca o están bastante vinculadas a la asociación. Por eso, tenemos que trabajar para que estas personas conozcan de la existencia de esta opción y sepan que pueden recurrir a ella”, explica la presidenta de la asociación, quien reconoce que se trata de una cuestión un tanto delicada: “No todos los mayores están dispuestos a ser acompañados para realizar este tipo de gestión. Hablamos de su dinero y sus ahorros. Es algo que les puede generar desconfianza y miedo como es normal. Por eso, estamos valorando más opciones además del acompañamiento para que se le facilite este acceso que ahora, en el Casco Histórico, tienen muy complicado”.

Un pensionista valenciano ha lanzado una campaña para “humanizar la banca”

Así, desde la Asociación de Vecinos continúan valorando más opciones, no descartándose incluso la formación para aprender a utilizar cajeros y dar solución a todas sus gestiones. Y es que, estos días en boga por la petición de firmas solicitada por un pensionista valenciano de 78 años en la plataforma Change.org para que la banca dispense un trato más humano, directo, a las personas más mayores que sufren de una brecha digital patente y no son capaces de realizar sus gestiones sin ayuda especialmente desde el inicio de la crisis sanitaria, cuando este sector delegó muchas de sus operaciones a internet. Bajo el eslogan ‘No soy idiota, soy mayor’, este ciudadano ha registrado ya más de 640.000 firmas a su petición.

Mientras tanto, los vecinos del Casco Histórico y dada la falta de servicio, esperan que sea el Ayuntamiento de Almería quien mueva ficha en este sentido para dotar de cierta infraestructura, con algunos cajeros en puntos estratégicos para la zona. “Se realizó la petición al Ayuntamiento, pero tenemos con ellos una relación epistolar de ida, nunca de vuelta, ya que no nos contestan”, lamenta cantero ante un fenómeno que trasciende a lo problemático. “Con la digitalización y la falta de medios, por sí mismos, a poco que metan la pata puede pasarle algo incluso sus cuentas. Es muy complicado y delicado”.