"Desaprovechar las algas es como considerar el Raf una mala hierba"

Las aguas de la provincia albergan un tesoro escondido que podría empezar a comercializarse a corto o medio plazo. Un almeriense, Jorge Érice, tiene en stand by el proyecto de una empresa novedosa que aprovechará los vegetales del mar, las algas, comercializándolas en fresco (hasta ahora se venden deshidratadas en algunos comercios y grandes superficies).

En la actualidad hay un nicho vacío en este segmento en la provincia, y Érice está a la espera de las 'vacas gordas' para poder desenterrarlo del cajón de su escritorio y convertirlo en una realidad. "Probablemente lo retomaremos después del verano", comenta.

Su firma, Macreto, empezó a gestarse hace algo más de un año con motivo de la II Feria de las Ideas en la Universidad de Almería (UAL) y se paralizó temporalmente ante la crisis económica. "Hay un riesgo simple, puede funcionar o no", así que esperar un tiempo prudencial puede ser básico para el desarrollo de la misma.

Pese a todo, su artífice asegura que el proyecto está vivo "en cierta manera", ya que actualmente se está tramitando la constitución de una asociación cultural y gastronómica para la divulgación del consumo de algas frescas entre los almerienses.

"Realizamos reuniones gastronomicas para catar platos realizados por distintos consumidores de algas en Almería", explica Érice. Él mismo distribuye las que recolecta entre una asociación de consumidores ecológicos y para un restaurante en Vera.

Aunque las algas están más que asentadas para otros usos como es el caso de la medicina y la estética, socialmente ya se está empezando a pensar en las algas como un elemento más de la cocina, y buena parte de la 'culpa' la tiene la introducción de los restaurantes japoneses en la provincia.

Galicia y Gran Bretaña, dos de las principales productoras de algas en Europa, cuentan con una gran cantidad de recursos de este tipo, y las aguas de Almería no se quedan atrás, debido a su influencia atlántica.

"Hay unas 20 especies como poco con posibilidad de uso culinario en nuestras costas", asevera Érice. "Si un consumidor de algas de Japón, Korea o Hawaii se asomara a nuestro mar podría decir con propiedad que estamos desperdiciando un producto alimenticio gratuito al alcance de la mano, como si el tomate Raf fuera una mala hierba y despreciada para la cocina".

El proyecto empresarial Macreto pretende iniciar la comercialización de la denominada lechuga de mar (Ulva lactuca), la alga nori utilizada para el sushi (Porphyra sp.), la Coplomenia sinuosa, Cystoseira sp. y la Caulerpa racemosa.

De éstas, las dos primeras son de las pocas verduras que contienen la vitamina B12, hasta hace poco considerada exclusividad de los alimentos de origen animal. También son ricas en vitamina C y tienen altos niveles de hierro asimilable.

A la hora de ubicar las instalaciones Érice tiene claro que estarían cerca del mar, en la zona de Carboneras o San Juan de los Terreros, por sus condiciones óptimas. En este sentido, ya ha pensado realizar trabajos de recolección de poblaciones naturales, así como practicar los cultivos tanto en mar como en piscinas en tierra.

Los costes de inversión rondan los 400.000 euros, y la plantilla estará formada por 10 personas. Para poner en marcha la empresa, Érice cuenta con el apoyo de la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), el Servicio de Creación de Empresa de la UAL y otros organismos.