Difícil ecuación para el agricultor: costes por las nubes y precios bajos
Desde junio a octubre el precio de la energía eléctrica ha subido un 270%, el de los fertilizantes un 64%, el de los materiales de estructura de invernadero un 75% y la lista sigue; mientras, el calabacín, por ejemplo, cotizaba en origen la pasada semana de media a 0,34 euros frente a los 0,97 en los mismos días de 2020
Almería/Las materias primas, la energía, insumos, transporte …, todos a una se encarecen mientras los precios en origen de los productos hortofrutícolas están incluso por debajo que en las mismas fechas del pasado año. Antonio Navarro, presidente de Asaja Almería, lo describe como la ‘tormenta perfecta’: “Nunca habían subido todos los costes de lo que necesita el agricultor a la vez, se ha juntado todo”.
A los problemas estructurales que arrastra el campo, el incremento disparado de los costes de producción desde el arranque de campaña supone la puntilla para que, como no se tomen cartas en el asunto, algunos de los agricultores vean peligrar su futuro. Según los cálculos de la organización agraria, de media, el cultivo de una hectárea de invernadero tiene unos costes de 74.849 euros, siendo de 64.776 la pasada temporada agrícola en el caso concreto del tomate y ya entonces, esta misma organización, hablaba de que desde la campaña 2017-2018 los gastos habían subido un 24,52% en este cultivo.
De acuerdo a los datos facilitados por Navarro, desde el inicio de la presente campaña hortofrutícola, es decir desde junio a octubre, el coste de la energía eléctrica se ha disparado un 270%, el de los fertilizantes un 64%, gastos de amortización como los correspondientes a la estructura de un invernadero (acero, alambre…) un 75%, el plástico un 34,9% y el agua más de un 4%, “hablando con las comunidades de regantes nos advierten de que el próximo mes habrá otra subida bastante pronunciada”, dice el presidente de Asaja Almería refiriéndose al recurso hídrico.
El gasto en mano de obra, que por la subida del salario mínimo interprofesional se había incrementado en más de un 30% desde dos campañas atrás, vuelve a subir un 1,2% y la lista puede seguir: un 3,4% el precio de las semillas, un 31,2% el transporte, etc. “Con el problema de la competencia desleal de terceros países y el aumento de los costes de producción vamos a tener muchos problemas”. Y es que la tendencia alcista de los precios se prevé continuará y, así, lo apunta Navarro, quien pone como ejemplo el plástico, cuyo coste esta semana era de 3,55 euros el kilo, si bien ya le han alertado de una subida del 0,25% en próximos días.
También lo notará en su bolsillo quien planee construir un invernadero, que de desembolsar 10 euros por metro ahora tendrá que abonar unos 14 euros. En esta línea, Andrés Góngora, secretario provincial de Coag Almería, señalaba que en un año, la hectárea de un nuevo invernadero casi duplica el precio, pasando de unos 100.000 euros la hectárea a en torno 170.000 euros. Estos precios frenan la modernización de los invernaderos y la incorporación de los jóvenes al campo, según Coag, que calcula que en la provincia de Almería se han presentado unos 500 expedientes para la modernización de explotaciones agrarias y la mitad son de jóvenes.
El problema que padece el agricultor es extensible a otras partes de la cadena agroalimentaria, que ven bajar drásticamente su rentabilidad, si bien el primero sufre el añadido de que sus productos no ven trasladado ese aumento de los costes al precio que se paga en origen por su producto, es decir, el productor paga más por lo mismo si bien él vende lo mismo por igual o menor precio. Así mientras los costes se disparan en los últimos meses, los precios son similares al mismo periodo del año anterior e incluso están por debajo en algunos de los casos. De acuerdo a los datos expuestos en el Observatorio de Precios de la Junta de Andalucía, la berenjena cotizaba la pasada semana de media a 0,22 euros el kilo frente a los 0,35 euros que pagaban en los mismos días de 2020; a 1,95 euros la judía verde, en este caso, diez céntimos más que el pasado ejercicio; a 0,57 euros el kilo de pepino mientras que el pasado año estaba a 0,79 euros; a 0,72 el pimiento (0,73 euros el kilo en 2020); 0,75 euros se pagaba la última semana al productor por kilo de tomate frente al euro en el pasado año; y en cuanto al calabacín, en los últimos días cotizaba en origen de media a 0,34, mientras que el pasado año su precio en origen estaba en 0,97 euros el kilo, 0,63 euros más.
Una de las soluciones pasa por la propuesta e iniciativa de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería, Coexphal, de la que se informaba durante su asamblea general el pasado 1 de octubre: trasladar esos costes al precio final de venta. En este sentido, Coexphal elaboró un estudio para facilitar a las empresas asociadas la labor negociadora con los clientes y la distribución para la puesta de producto en el mercado, haciéndoles ver esta subida y la evolución de la estructura de costes.
Luis Miguel Fernández, gerente de esta organización ya lo apuntaba entonces: “Lo que más preocupa al colectivo es el incremento brutal de los costes, tanto de producción como comercialización”. Ya se percibía algo en la temporada anterior, así mientras en ella los ingresos habían sido prácticamente idénticos a la precedente, los costes habían registrado una subida de entre un 5 y un 7%, dependiendo del tipo de cultivo, como consecuencia de la subida de precios de los insumos, no sólo por los derivados del petróleo sino también por el elevado coste de energía. Fernández ya indicaba lo que el campo ya había comenzado a padecer en las semanas anteriores a la asamblea de manera exagerada: “Esta campaña se espera una subida aún mayor de los costes, que ascienden semana tras semana. Está subiendo todo, abonos, fertilizantes, el cartón casi un 30%, etcétera”.
Invitan a hacer acopio de fertilizantes ante la posible falta de stock
Los productos de la huerta almeriense se comercializan o exportan a través de camión. En este sentido las ventas de las frutas y hortalizas no sufren los problemas logísticos del transporte marítimo y el estancamiento de la mercancía en puertos que sí están soportando otros productos a la hora de cumplir con los envíos, unos retrasos que serían insostenibles al tener en cuenta que se trata de producto perecedero. Ahora bien, este contratiempo internacional sí lo está padeciendo el sector a la hora de producir alimentos, y ya empiezan a sonar alarmas. Por un lado, el campo ya soporta parte del alza de precios derivada de dicha situación, puesto que hay materias primas importadas, que, a su vez, han tenido que pagar un precio más elevado para realizar su viaje, pero es que el riesgo de desabastecimiento de algunos insumos está sobre la mesa. Navarro apunta que algunos distribuidores de abonos les invitan a hacer acopio porque el stock está menguando sin reposición.
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