Etifa ultima dos estudios que permitirán ahorrar el 30% de agua en cultivo

La Escuela Tecnológica de Investigación y Formación Agrícola (Etifa) trabaja en dos proyectos sobre recursos hídricos que, previsiblemente, estarán listos para el próximo año y que supondrán un ahorro importante tanto a nivel económico como medioambiental.

El primer estudio versa sobre la recogida y el aprovechamiento de aguas pluviales en el campo de la horticultura. Iniciado en 2007, concluirá el próximo año y supondrá un ahorro de hasta el 30% de recursos hídricos en cultivos. Entre sus beneficios está, además, la mayor pureza y calidad del agua ya que, como explica David Robleño, gerente de la escuela, el agua de lluvia "no presenta concentración de sales ni bicarbonatos".

El segundo proyecto de Etifa estudia distintos sistemas de recogida de drenaje en cultivos hidropónicos, y supone un importante avance en materia medioambiental, ya que permite ahorrar agua, aprovechar los abonos y evitar la contaminación de la tierra. Además, la investigación pretende adelantarse a los acontecimientos venideros en materia agrícola. Según Robleño, "a la larga tiene que establecerse una normativa que regule la recogida de estas aguas" que, normalmente, se desechan en la tierra y contienen productos químicos.

Desde hace cuatro años, un equipo multidisciplinar constituido por 12 profesionales investiga el modo más fructífero para efectuar la recogida y reutilización de estas aguas. Entre los sistemas que han desarrollado destacan dos: uno basado en máquina de luz ultravioleta que desinfecta el agua y, posteriormente, la hacer pasar por una filtradora de cloro en aras de su posterior reutilización; y otro que, a través del uso de maquinaria de ozono, mata los patógenos presentes en el agua de los cultivos hidropónicos.

El proyecto ya ha conseguido captar la atención de países como México, que se han interesado por la evolución del estudio. "En Baja California lo quieren", comenta el gerente de Etifa, ya que les supondría "grandes ahorros por el alto coste de los abonos y su baja disponibilidad de agua".

Ubicado en Vícar, este centro privado abrió sus puertas en 2001 gracias al impulso de una serie de empresas dedicadas a la industria auxiliar y a la agricultura intensiva en Almería y Murcia. Su objetivo era generar la transferencia de conocimiento, desarrollar nuevos productos y dotar de formación a los profesionales del sector. Robleño otorga mayor importancia a éste último aspecto ya que, en su opinión, en ambas provincias no se saben manejar adecuadamente las herramientas existentes y, además, existe "poca tenicificación para controlar el clima". La cuestión de la innovación es un tema que retorna continuamente al debate agrícola, aunque es difícil de solventar, porque "el 95% de las estructuras" invernadas son "muy antiguas, y no permiten instalar cierto tipo de sistemas".

Las instalaciones del centro cuentan con un edificio principal de 1.400 metros dotado de aulas de formación y prácticas, y 10.000 metros de instalaciones invernadas, en las que se encuentran un invernadero de cristal de1.000 metros; siete de cubierta plástica, distribuidos en 9.000 metros; y un área de control dotada de maquinaria específica y puntera para la investigación.