Fiñaoliva, aceite ecológico y de calidad para paladares exquisitos
Desde Gérgal, Benahadux y Níjar se desplazan muchos agricultores para contar con uno de los aceites más cuidados de la provincia · La presidenta María del Carmen Martínez destaca el dulzor de su oro líquido
En un rincón de Fiñana, junto a los olivos centenarios, se alza una empresa donde se produce el oro líquido de la comarca. El aceite que se elabora no es el suficiente para la supervivencia de la sociedad Fiñaoliva, pero sus accionistas continúan empeñados en que los vecinos del municipio apuesten por moler su aceituna en este rincón del pueblo.
María del Carmen Martínez, presidenta de Fiñaoliva se muestra combativa, aunque los números no son muy esperanzadores: "Como podemos, vamos tirando. Este año ha ido mejor. Hemos molido 450.000 kilos y producido aproximadamente 104.000 litros. El año pasado y el anterior llegaron a 300.000 kilos".
Con la seguridad de la calidad de su aceite, la presidenta de Fiñaoliva, abre las puertas a Diario de Almería para explicar cómo elaboran el aceite y para enseñar sus instalaciones, pero Martínez quiere mostrar su descontento ante una serie de hechos que propician la mala marcha de la sociedad: "Necesitamos que entre más aceituna. El agricultor de Fiñana se va a Abrucena a molerla. Nosotros abrimos en noviembre y diciembre que es cuando nos traen más aceituna, pero es cuando el fruto tiene menos aceite. Somos los primeros que abrimos".
La presidenta insiste en que el motivo de este viaje hasta el municipio vecino es por la máxima rentabilidad del aceite: "En Abrucena, dan lo que piden los agricultores. Venden muy bien su fruto, los fiñaneros no quieren calidad sino cantidad".
Para Martínez, el concepto de la cantidad ante la calidad viene de años atrás: "Los fiñaneros tienen la idea de antaño. Algunos no saben lo que toman, el aceite virgen extra tiene que picar. No podemos competir ante el concepto de la cantidad".
La presidenta recuerda cómo empezó Fiñaoliva: "La sociedad fue creada por unos valientes en 2001 que se creyeron que esta sociedad era una panacea. Entre unos cuantos colaboraron con mucho volumen, pero poco capital. Contamos con 43 socios".
Pero otros municipios si se desplazan hasta Fiñaoliva para adquirir su aceite: "Vienen desde Níjar y Río Nacimiento, pero su aceituna da menos. También llegan desde Nacimiento, Ocaña, Gérgal, Roquetas, Benahadux porque quieren calidad, saben que aquí no hay trampa ni cartón. De fuera de la provincia vienen de Huéneja, La Huertezuela... Tenemos el don de dar nuestro producto fuera".
Martínez asegura que de donde más aceite "se saca es en Abrucena. La aceituna da muchísimo porque los agricultores la cogen en su tiempo".
Aunque la empresa no va todo lo bien que desearían, la tradición en el municipio es de siglos: "Hay mucha costumbre en Fiñana con sus árboles centenarios. La tradición de machacar la aceituna no es de ahora, sino de toda la vida".
En Fiñaoliva, el kilo de aceitunas sale a 12,5 céntimos y se pueden adquirir 2 litros por sólo 5 euros y 5 litros cuestan 12,50 euros. El aceite tiene un 0,38 de acidez.
La presidenta de Fiñaoliva asegura que con lo que facturan "no tenemos ningún beneficio, cubrimos gastos. Buscamos todas las posibilidades que hay en nuestra mano para poder subsistir".
Para Martínez, cada paso que se da en la sociedad es un gasto: "Las garrafas nos han costado 6.000 euros, las etiquetas valen 3.000 euros... Se necesita dinero y a la gente hay que pagarla. La crisis se está notando un montón. Podríamos salir adelante si entran muchos kilos y cobramos lo que vale realmente moler el aceite".
El envasado del aceite es todo manual. "Es mucho ajetreo y hay que estar muy pendiente. No se toca nunca el aceite. Todo va muy limpio. Antes el aceite se hacía con las manos", dice la presidenta.
María del Carmen Martínez señala que los filtros que obligan a emplear actualmente, eliminan algunas de las propiedades positivas que tiene el aceite: "Se purgan todas las partículas. La madre del cordero es el zumo que contiene partículas anticancerígenas, es bueno para el estómago, el páncreas... Ahora sale refinado, porque estamos en la época de los niños del yogur. Antes el aceite era mejor para la salud. A los agricultores se lo pedían más limpio, con menos propiedades, pero al pasarlo por el filtro, le da el brillo que necesita. Es como pasarlo por un colador que se les quita todas las partículas buenas".
La presidenta quiere reivindicar el trabajo de las empresas que se dedican al aceite: "Tienes que echar mucho tiempo, es la empresa que más tiempo se echa, la menos rentable. No saben el trabajo que cuesta moler una aceituna. Todo el dinero se va en pagos".
Fiñaoliva continúa en el municipio ofreciendo un servicio a los agricultores que trabajan allí y a otros que deciden trasladarse hasta Fiñana para obtener aceite de calidad. María del Carmen Martínez sigue luchando junto al trabajador de la sociedad para cumplir con los requisitos de calidad que ofrecen a sus agricultores.
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