Francisco Herrada, el 'marchante' del cultivo bajo plástico almeriense
El agente de ventas vendió el primer invernadero enarenado · A lo largo de sus 40 años de profesión ha participado en la compraventa de innumerables hectáreas
El almeriense Francisco Herrada lleva 40 años ejerciendo una profesión que ha contribuido al desarrollo del 'mapa' agrícola que conocemos actualmente. Fue él quien vendió el primer invernadero enarenado en La Romanilla (Roquetas), y también ha sido él el responsable de las operaciones de compra-venta de infinidad de hectáreas agrícolas de la provincia sobre las que hoy en día se asientan cientos de invernaderos. Vendedor de fincas rústicas y urbanas, Paco (como le llaman sus amigos) lleva toda la vida ejerciendo de mediador con su empresa, Loma de la Calerilla (La Cañada).
A sus 70 años sigue más activo que nunca y puede dar cifras de operaciones comerciales o precios a los que se cotizaba el metro cuadrado de terreno hace varias décadas. No es un decir. Da muestra de su excelente memoria antes de terminar cualquier pregunta: "en el año 1964 el terreno se vendía a 70 pesetas el metro". Todavía se usan las pesetas al hablar de determinados aspectos en el campo de la agricultura o la ganadería. Son costumbres que no pasan.
Su relación con el campo viene de familia. A su padre le concedieron terrenos de colonización en tiempos de Franco, "era una finca a renta del general Cuervo", y se dedicó a la agricultura desde entonces. Paco ayudaba en lo que podía y cuando tuvo edad de trabajar se embarcó en el tema comercial o, como el prefiere llamarlo, "marchante" o "agente de ventas".
También fundó una empresa, ya extinta, de contrucción de estructuras invernadas. "Hacíamos invernaderos completos a 200 pesetas el metro, nada que ver con los precios de ahora". Dependiendo del modelo, los costes actuales varían notablemente: "el raspa y amagado varía entre 13 y 14 euros/metro y los de arco, los más modernos, están desde 17 a 20". Los multitúnel con calefacción, energías renovables o cristal juegan en otra división, pero son "el futuro" de la agricultura almeriense.
Lejos de anclarse en el pasado, Herrada apuesta por "renovarse y actualizarse". La competencia de países terceros no es un problema pasajero, "Marruecos ya no se va a parar", y combatir sus producciones solo es posible a base de "producir más kilos para tener una mayor rentabilidad". Según este experto en lides (y lindes) agrícolas, "si los productores no se modernizan y se adaptan al mercado estamos perdidos".
Desde que empezó la crisis económica y financiera su propio negocio ha ido en descenso. La venta de tierras ha caído en picado hasta situarse en "mucho menos del 50%" de lo que se vendía antes de 2006. Por una parte los agricultores obtienen una rentabilidad menor en sus cultivos y no los amplían. Por otra, los que sí quieren no pueden hacer frente a los pagos ya que "los bancos no dan apoyo y mucho menos dinero". Craso error para levantar la economía. Y es que "estando bien, cada agricultor puede generar al menos entre tres y cinco puestos de trabajo".
Ante este panorama la tierra se abarata. Una de las últimas transacciones que ha desarrollado Herrada es la venta de una parcela con limoneros "en plena producción" en Águilas a precio "regalado, 7 euros/metro".
El vendedor recuerda perfectamente cuándo comenzó esta mala racha. "Ya en 2003-2004 el tema de las ventas empezó a caer y en 2006 la cosa fue en picado". Apenas unos años antes, entre 1999 y 2003, se había vivido el esplendor del sector con un "boom" de ventas nunca visto hasta entonces.
Pese a la crisis que vive el sector Paco no se plantea irse a ejercer fuera su actividad, y eso que no le faltan propuestas. "Me han hecho una oferta para ir a hacer invernaderos a Venezuela pero yo antes de irme a ningún lado tengo que tener garantías de pago. Además América ya está descubierta".
Su mecánica de trabajo sigue siendo la misma pese a todo. Como agente de ventas (intermediario) debe encargarse de verificar que el comprador reúna todas las condiciones bancarias y económicas necesarias. Se encarga de poner de acuerdo a las dos partes de la compra-venta y su comisión asciende a un 4% (3% del vendedor y 1% del comprador). A la hora de elegir una finca aconseja "fijarse en el terreno, en la propia tierra para ver si se adapta al cultivo que luego se va a poner, y ver qué calidad tiene el agua de la finca". Cualquier detalle puede echar para atrás una transacción.
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