Hielo Sur fabrica 30.000 kilogramos diarios de cubitos a pesar de la crisis

Rezan los escritos de Historia que en Mesopotamia se hacía acopio de hielo allá por el año 3.000 a.C. También en la Roma clásica se construían instalaciones donde se almacenaba el hielo del invierno para refrigerar las bebidas en verano, según escribieron Galeno o Hipócrates. El paso de los años ha cambiado la mecánica de muchas cosas, pero el gusto por otras permanece inalterado. Los 'guardianes' del agua sólida son ahora empresas como Hielo Sur, una fábrica ubicada en Huércal de Almería que se dedica a la fabricación y comercialización de hielo en varios formatos desde 1988.

Los propietarios de la firma, José Calvache y José Tijeras comenzaron la actividad "casi en broma", por inercia. "Teníamos un bar y compramos una máquina de hielo para abastecernos", recuerda Calvache. "Los vecinos empezaron a comprarnos y, al aumentar la demanda, pensamos en ampliar el negocio". Desde entonces se dedican a una tarea que les reporta, de media, 520.000 euros anuales, cifra que facturaron el pasado año.

La crisis les ha afectado, "pero poco". Prueba de ello es que no han tenido que echar a ninguno de sus 11 empleados. Y es que buena parte de la hostelería no podría funcionar si no fuera por las copas, sobre todo en los meses estivales. Es entonces cuando se 'hace el agosto' en la firma.

Durante los meses más cálidos, entre junio y septiembre, se fabrican unos 30.000 kilogramos diarios de hielo en los diferentes formatos de comercialización: cubitos de hielo tradicionales, hielo picado y hielo americano. Todas ellas se venden en bolsas de 5 kilos que se distribuyen a través de su propia flota de camiones.

La cuota de mercado que poseen es amplia. Venden sus productos por toda la provincia abasteciendo principalmente al sector de la hostelería (restaurantes, bares, discotecas, pubs), y a cadenas de supermercados como El Árbol, Grupo Eroski, Consum o Covirán, entre otros. Además, realizan repartos a grandes superficies del resto de España, en ciudades como Barcelona, Madrid o Valencia.

Sus instalaciones están completamente mecanizadas y cuentan con una superficie total de 1.200 metros, entre los que se incluyen 4.000 metros dedicados específicamente a la conservación de hielo en tres máquinas frigoríficas que rondan los 12 grados bajo cero de media.

Otra de las áreas principales de la fábrica está reservada para la planta de ósmosis, el corazón de la firma. Allí se filtra el agua para someterla al proceso de depuración y destilación, de manera que el resultante sea completamente transparente, carente de sabores extraños y sin sales minerales o materias calcáreas.

A través de un complejo sistema de tuberías se pasa el agua a otra máquina que genera los cubitos "helando capa a capa" cada uno de ellos, adquiriendo la consistencia que caracteriza al hielo industrial.

Posteriormente, los operarios realizan el empaquetado del producto en las bolsas, y de ahí se trasladan a las cámaras, a la espera de su reparto.