Finanzas

Jiménez y Contreras, 50 años de la primera distribuidora de golosinas de Almería

  • Fernando y Juan emprendieron el negocio juntos en abril de 1971, hoy sus hijas Rocío y Patricia están al frente

Fernando Jiménez, fundador de Jiménez y Contreras

Fernando Jiménez, fundador de Jiménez y Contreras / Javier Alonso (Almería)

En abril de 1971, Juan Contreras y Fernando Jiménez, que habían sido compañeros de trabajo hasta el momento, dieron el paso para emprender su propio negocio y convertirse en socios. Ambos venían de trabajar para la empresa Chupa Chups. Esta compañía tenía tres líneas de trabajo en cada demarcación: una liderada por el caramelo Chupa Chups, otra por Pitagol (hoy reconvertido en Melody Pops) y la tercera por regalices. Juan trabajaba en la línea de Chupa Chups, que de acompañamiento ofrecía otros productos como el Rebombón, y Fernando era promotor de la línea de Pitagol, en la que también ofertaba el chicle Niña o el caramelo Ñam Ñam. “Cuando empecé a trabajar me dieron un mapa en blanco con un círculo y me dijeron: esta es tú jurisdicción”, recuerda Fernando, quien tenía a seis personas a su cargo a las que acompañaba o sustituía cuando tocaba hacerlo. Al empezar, como a sus compañeros, a Fernando le tocó buscarse la vida y hacerse con clientes. Pero, más adelante, la empresa, con sede en Cataluña, decidió reducir las líneas. “Aquí solo hacía falta uno, iban a prescindir de Juan y a mí a ponerme como vendedor”. Fue en este momento cuando Fernando optó por desligarse de la empresa y por plantear constituir su propio negocio. Entonces habló con Juan y juntos crearon Jiménez y Contreras SL, compraron dos coches de segunda mano y empezaron a trabajar.

Fernando Jiménez, fundador de Jiménez y Contreras, junto a Rocío Jiménez y Patricia Contreras, hoy socias gestoras Fernando Jiménez, fundador de Jiménez y Contreras, junto a Rocío Jiménez y Patricia Contreras, hoy socias gestoras

Fernando Jiménez, fundador de Jiménez y Contreras, junto a Rocío Jiménez y Patricia Contreras, hoy socias gestoras / Javier Alonso (Almería)

Ambos ya conocían la zona gracias a su anterior empleo, así que decidieron gestionar y vender, “Contactábamos con los proveedores y nos visitaban; cuando no teníamos citas cerrábamos y nos íbamos a la ruta para hacer la venta,”. Dedicaban largas horas a su negocio, pero recuerda con cariño su labor con Juan: “Trabajábamos codo con codo, congeniamos y siempre nos hemos llevado, muy bien como si fuéramos dos hermanos”. Pasado algún tiempo ampliaron plantilla desligándose de la venta y dedicándose más a los proveedores y a la gestión de la empresa. “Así hasta que nos jubilamos y delegamos en nuestras hijas”. Fernando y Juan arrancaron en un local en la calle Bidasoa de la capital donde permanecieron hasta 1989 cuando compraron la nave, en la que hoy persisten, en Huércal de Almería. Otra fecha importante para la empresa fue 1993 cuando empezaron a trabajar con Risi, con la que continúan en exclusividad. “Somos la primera empresa que hubo en Almería de distribución de golosinas. Entonces lo que se vendía mucho eran pipas, Chupa Chups, la gama de caramelos y chicles; eso era lo básico”.

En 2009, Juan y Fernando pasaron el testigo a Patricia y Rocío, “ellas tienen más competencia, para nosotros era más factible acceder al cliente para hacerle llegar los productos porque estaban faltos de ellos ya que no había competencia. Había otros almacenes, pero no distribuían”, recuerda Fernando Jiménez, cuya hija Rocío recalca: “Para mí han sido los mejores mentores, cómo han trabajado y luchado durante tantos años. Lo que han conseguido los dos sin ayuda y codo con codo es de admirar, así como la humildad y naturalidad con la que han trabajado siempre. Ahora hay dificultades por el consumo actual, pero no por cómo nos dejaron la empresa. Ha sido el mejor regalo”.

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