Por montera
Mariló Montero
Vox y Quasimodo
Innovación e internacionalización. Esos probablemente sean los adjetivos que mejor definen a Luxeapers SL, empresa dedicada al sector de la alimentación, concretamente con la producción de una amplia variedad de encurtidos elaborados, y que está integrada desde el año 2008 dentro de un grupo de empresas del sector agroalimentario de ámbito internacional con más de 60 años de experiencia.
Aunque estas son algunas de sus características, la clave de un éxito también reside en su filosofía en la que el trabajo, el rigor y la seriedad no son negociables. Aquí no hay nada fruto de la casualidad, y si no, tan solo hay que tirar de estadísticas para comprobar que la firma ubicada en Nacimiento tiene "un gran presente y un mejor futuro", tal y como subrayó la antigua consejera de Agricultura, Elena Víboras, durante su visita a las instalaciones el pasado mes de marzo. La evolución ha sido casi exponencial. Precisamente en 2008 la facturación de Luxeapers era de tres millones de euros y este año podría cerrarse en más de doce.
Un paso importante en este crecimiento fue la ampliación de instalaciones en el año 2012, en donde la empresa pasó a contar con 8.800 metros más construidos y con la tecnología más avanzada. Un hito que trajo aparejado un cambio en la dinámica de trabajo y que reforzó la calidad de un producto que es un referente en más de 90 países de todo el mundo.
En torno a sesenta personas conforman la plantilla de una empresa que está profundamente especializada, y donde entre ellos hay personal de procesado, un ingeniero industrial o tres mecánicos para tener siempre los robots a pleno rendimiento, entre otros.
A diferencia de las grandes cooperativas hortofrutícolas, el proceso que se sigue en Luxeapers desde que entra una bien seleccionada materia prima en las instalaciones hasta que sale el producto rumbo a su destino, pasa un proceso muy complejo en el que llaman la atención las grandes medidas sanitarias en todos y cada uno de los apartados del mismo.
La materia prima, procedente de todo el mundo, llega en bidones de igual formato y que dependiendo del contenido tienen uno u otro peso. En el caso de las aceitunas, uno de los productos más fuertes de la firma junto a las alcaparras, es de 154 kilos y de 120 deshuesada. Primero se limpian y receban, acto seguido se les quita la capa de sal y posteriormente se limpia su contenido con agua dulce de Nacimiento para limpiar.
De aquí se envasan normalmente con un punto que oscila entre los cuatro y los ocho grados de sal en la mayoría de los casos, salvo en algunos productos como la alcaparra a la sal, donde se busca una proporción superior de salinización.
La sala de llenado es el secreto mejor guardado por la empresa. Una sala blanca (tal y como allí la llaman) donde no hay lugar para ningún elemento, ni tan siquiera el cartón o la propia madera que porta los productos, que pueda producir migraciones y, por ende, la más mínima contaminación del producto. En Luxeapers nada se deja al azar, y por ello, este proceso en el que se va llenando cada uno de los productos en sus diferentes formatos va exhaustivamente controlado. Tal es así, que con vistas a esta 'sala blanca' están los departamentos de producción y el laboratorio, en el que todo el proceso se controla y donde se trabaja para innovar día a día en todo lo que pueda repercutir positivamente en el sistema. En una mezcladora de líquidos es donde se gesta la fórmula de cada encurtido. Una fórmula muy estudiada y en la que la empresa lleva mucho tiempo trabajando y sigue mejorando.
Aceitunas, ajos, alcachofas, pepinos, pimientos, calabacines, berenjenas, alcaparras, peperoni, cebollitas y banderitas, en distintos formatos y con diferentes aliños son solo algunos de los productos que elabora y comercializa Luxeapers para el globo, y lo hace en un 25% bajo su marca y en un 75% produciendo para grandes productoras a nivel internacional, por lo que es difícil medir hasta donde llega este encurtido.
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