Gastronomía

Medio siglo del 'Robles', un bar para entender la historia de Almería

Mar Robles con su equipo. Mar Robles con su equipo.

Mar Robles con su equipo. / Marian León

Escrito por

· Carlos Javier Lillo

Redactor de Finanzas y Provincia

Al compás del reloj se funden los últimos desayunos de la mañana con las primeras tapas del mediodía. Como desde hace cincuenta años, las puertas del ‘Bar Robles’, en las inmediaciones del Estadio de la Juventud, están abiertas. Es una mañana cálida y María del Mar espera sentada en una de las mesas con una botella de agua. Mira a la cocina, la tiene justo enfrente, donde su equipo no para. Al lado, su padre completa los ‘sudokus’ del periódico. Dos generaciones unidas por una misma pasión, la gastronomía.

Resistir es lo que la próxima semana celebrarán al lado de otro estadio, el de los Juegos Mediterráneo. Y ya van cincuenta años, medio siglo de vida engrandeciendo su barrio. “Estamos muy contentos y agradecidos, es un reconocimiento a una trayectoria de tres generaciones”, dice María del Mar Robles, que en los últimos años le ha dado su toque al que siempre será el negocio de la familia, el mismo en el que la abuela crió a sus hijos y nietos al calor de los fogones.

Tapas vegetarianas del 'Robles'. Tapas vegetarianas del 'Robles'.

Tapas vegetarianas del 'Robles'. / Marian León

“Mis padres transformaron el negocio, se actualizaron tapas, siempre se han tenido los cherigans y nosotros los actualizamos, bollitos rellenos con muchos ingredientes”, explica y cuenta que “la gente siempre lo ha aceptado bien”. El producto de kilómetro cero es clave “para mantener la calidad de los productos”. Con lo cercano llegan los nuevos retos, la necesidad de entender cómo cambia el planeta y apostar por lo ecológico. “Te vas actualizando con lo que se va necesitando y demandando”, asegura. Ahora se suma a la carta las tapas vegetarianas, un nuevo terreno muy aceptado.

Para el futuro, “seguir trabajando”. “Nos vamos a mantener en la misma línea, a la gente le gusta”, confiesa. Prefiere esperar a ver cómo irá evolucionando Almería, qué irá pidiendo con el paso de las generaciones. “La tapilla nos gusta a todos, salir y tomarnos una”, dice. Habla de que al cliente le seduce lo clásico, “los callos o la carne con tomate”, y lo elaborado, lo innovador.

Mar en el patio de su bar. Mar en el patio de su bar.

Mar en el patio de su bar. / Marian León

Empiezan con las primeras tapas a rememorar. Se paran en el diseño para recordar aquellos salones de largos manteles y cigarro en boca. Hubo una época, desconocida para generaciones como la de este cronista, en la que se fumaba en todas partes. Con la tosta de aguacate, salmón y queso sobre la mesa se vuelve a tiempos pretéritos. Recuerdan los padres de Mar aquellos años en los que “todo era barro” y nadie pensaba en urbanizar el barrio. Han vivido el despegue de la vida junto a la playa desde sus primeros edificios, cuando barrios como Nueva Almería ni siquiera eran un sueño.

Dos generaciones de historia en la gastronomía almeriense. Dos generaciones de historia en la gastronomía almeriense.

Dos generaciones de historia en la gastronomía almeriense. / Marian León

Habla, por alusiones, Eduardo Robles, padre y antiguo gestor, un hombre “satisfecho” con el rumbo del negocio al que sigue yendo a diario. “El trabajo se ha hecho mirando al futuro, con mucho ahínco y con la esperanza de que saliera adelante”, rememora. Su padre le dijo que ya no quería seguir en la vida hostelera y a este mecánico tornero no le quedó más remedio que coger las riendas. “Ha sido una lucha constante, del día a día. Yo iba a ‘la plaza’ a diario y mi vespa parecía una furgoneta de cómo iba cargada”, describe. Se activa tras esto una alarma. “Mis nietos tienen otras perspectivas, veo muy difícil que esto siga”, asegura, explicando que “sería una satisfacción” si alguien se animara.

No había en su mandato, se lo puede asegurar este testigo de la historia, tostadas con aguacate para desayunar. Es una de las innovaciones que Mar Robles quiso sumar al hacerse con la dirección del espacio gastronómico. “Hace unos doce años nos planteamos dar lo que comíamos en casa, veíamos que podía ser una nueva opción con frutas naturales, mermeladas caseras, tipos de pan y el aguacate, etc”, define. “En Almería no había nada de eso”, defiende. Para el siglo de historia, un nuevo reportaje.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios