Lo vuelven a hacer. Medios centro europeos vuelven a cargar contra el modelo agrícola almeriense, coincidiendo, curiosamente, cuando la provincia tiene una mayor cuota de mercado en el continente. Coincidencia o no, el último reportaje emitido en este caso por la televisión belga RTBF. Se introduce en el mar de plástico con algunos protagonistas y sus testimonios, pero se echan en falta otros, que no aparecen, y que darían de verdad un contexto claro de cómo es y cómo se trabaja en este sector productivo.

El reportaje, emitido hace unos días y titulado ‘Nos légumes Bio, cultivés par les clandestines’, consigue que se hable del campo almeriense, pero no queda claro si su propósito, que es distorsionar y manchar su imagen, ya que la distribución sabe perfectamente cómo es el producto de la provincia y por ello intentan llegar directamente al consumidor. Por ello, la propia Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía, APROA, ha querido salir al paso de este contenido en el que quiere arrojar luz y una alta dosis de realidad.

“Queremos hacerles llegar nuestro rechazo frontal a las informaciones que se trasladan en lo referente a las condiciones laborales de los trabajadores, pero también por sus dudas acerca de la idoneidad de consumir hortalizas orgánicas producidas a tantos kilómetros de distancia”, explican desde la asociación, que apuntan a que eran sabedores de la presencia de periodistas de este medio durante el verano en la provincia y que se pusieron en contacto con empresas y organizaciones del sector solicitando información sobre los métodos de producción Bio. “Sin embargo, en el reportaje no hay testimonios de los productores de nuestra zona, ofreciendo un relato totalmente incompleto y distorsionado de la realidad”, tal y como se puede comprobar.

¿Qué existe precariedad en el mercado laboral dentro del agro almeriense? Sí, al igual que en otros sectores, o prácticamente todos. Algo contra lo que la administración trabaja por solventar y que en la agricultura probablemente sí que sea uno de sus grandes problemas, pero no se puede hacer de ello una generalidad, tal y como se representa en el reportaje. “La política de inmigración y acogida de inmigrantes ilegales en España no es competencia ni de los agricultores ni de las cooperativas que trabajan en el sector hortícola. Incluso nuestras ofertas de ayuda han sido desechadas por las distintas Administraciones alegando problemas legales. Esta es una vergüenza con la que tenemos que vivir. Lo venimos denunciando desde hace mucho tiempo”, explican desde Aproa.

Igual sucede con los problemas de sostenibilidad ambiental, los cuales muestra como algo extendido y se sabe que es una minoría de los agricultores los que no cumplen con las normas de gestión. También se antoja distorsionada su cobertura sobre la producción a pie de finca, puesto que el reportaje se centra en la producción Bio. Y es que apuntan a que son de dudosa calidad, asegurando que se utilizan pesticidas, cuando se muestra a un agricultor aplicando productos fitosanitarios que cumplen con la legislación europea para el cultivo orgánico. Y claro, nada aparece sobre la ya muy extendida aplicación del control biológico o la lucha integrada, que se echan en falta dentro del contenido.