Pesca

A bordo del ‘Playasol’ en Almería: las cuentas de la pesca y su futuro desafiante

  • Marineros almerienses faenan a diario sorteando momentos difíciles del sector

El barco ‘Playasol’, saliendo a faenar.

El barco ‘Playasol’, saliendo a faenar. / EFE/ Pesca España

Los marineros del "Playa del Sol" salen a faenar diariamente sorteando y superando un momento difícil en la pesca española, con retos como la falta de personal, la aplicación de tecnologías para la sostenibilidad y sobre todo la necesidad de ingresos rentables para seguir en el mar.

Un día a bordo del "Playa del Sol" es un compendio de realidad y la muestra de una historia de cuentas y números, entre los que es duro encajar los de las ganancias -frente al coste del gasóleo- y los de los días que Bruselas les deja salir a faenar.

Así lo testifican sus tripulantes en una jornada de 12 horas con dos periodistas embarcadas, al sur de la costa almeriense y tras la reciente borrasca Ciarán.

Con 21 metros de eslora, este buque arrastrero forma parte de los 8.657 barcos de la flota española, de los 2.243 del Mediterráneo, de los 1.419 andaluces y de los 213 de Almería; tiene 15 años -menos que la media de la flota española- aunque sus actuales propietarios lo adquirieron en 2020.

Sus armadores y capitanes son los hermanos Daniel y Simón González, hijos y nietos de pescadores, de 38 y 41 años; los tripulantes habituales son Fode Thiare (senegalés) y Abner Lombardi, aunque Antonio también colabora en los embarques.

Daniel González -originario de la flota de Carboneras- cuenta a EFE que lleva 22 en la pesca y que "se pasó al arrastre para buscar mejor vida en 2020... pero al final es peor que la que tenía" cuando pescaba con artes menores.

Entre las razones destaca el plan para la recuperación de los recursos marinos del Mediterráneo, que reduce los días en el mar a la flota arrastrera (a 150 anuales por barco), rebaja que previsiblemente propondrá la Comisión Europea (CE) continuar en 2024.

Por ello, y ahí está otro de los pesares, los marineros del "Playa del Sol" pasan uno o dos meses fuera de casa, porque se desplazan a acompañar -como buque auxiliar- al Grupo catalán Balfegó, en la campaña del atún rojo del Mediterráneo y en aguas de Baleares.

El "Playa del Sol" extrae gamba roja, cuando las condiciones climáticas permiten operar más al fondo, y si no, a la gamba blanca y a otras especies que puedan caer como rape, brótola o alguna cigala.

Piden días y flexibilidad

González recalca que la falta de flexibilidad en la distribución de esos días que establece la ley dificulta el aprovechamiento -por segmentación entre fondo y costera- y en conclusión "al final son solo 75 laborables".

Como soluciones, asegura que un barco necesitaría un mínimo de "180 o 200 días" o que cada uno use como quiera los días que tenga, si dispone de 50 de gamba o cien de pescado.

El "Playa del Sol" forma parte de la flota arrastrera que ha incorporado la tecnología de puertas voladoras con control electrónico, conectadas por cable y que reducen el impacto marino respecto a los aparejos tradicionales del arrastre.

Durante la jornada, los pescadores hacen dos lances y recogen basuras marinas y plásticos que posteriormente serán reciclados.

Problema de relevo

González lleva 22 años en la pesca y asegura que está "en la peor situación" que ha visto durante toda su vida profesional y culpa a la UE y a los políticos: "Nos quieren quitar de en medio (a los pescadores)"; a la pregunta de quién proporcionaría pescado responde:"Las importaciones o la acuicultura".

Defiende el oficio, si bien reconoce que en el puerto es de los más jóvenes y que apenas entran nuevos pescadores si no proceden de familia marinera; es más, "si no fuera por los inmigrantes" aún "costaría más" enrolar.

Abner Lombardi (español hijo de italiano) es, por ello, un marinero de 30 años muy "cotizado", ya que tiene titulación (patrón y técnico superior de transporte marítimo y altura).

Los marineros, recogen lo pescado. Los marineros, recogen lo pescado.

Los marineros, recogen lo pescado. / EFE/ Pesca España

Pero Lombardi apunta otro reto: "lo difícil es encontrar barcos, hay marineros que se están sacando títulos y después tienen que irse al norte para que les contraten".

Por su parte, Fode Thiare, 47 años, lleva en España 20 años y su trabajo le permite costear ingresos para su familia en Senegal, donde ha adquirido cayucos y espera regresar pronto.

"Solo queremos ayuda. Nos gusta la profesión, pillar pescado, salir al mar, porque si no... habríamos abandonado ya", según González.

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