Primaflor traslada la producción de lechuga a la zona de verano

Durante el estío los cultivo rotan desde Pulpí a los municipios granadinos de La Calahorra, Huéneja y Dólar en busca de climas más fríos · Hasta 500 personas participan en la campaña hortícola

La extensión de cultivo de La Calahorra (Granada) alberga la producción de distintas variedades destinadas a los envases de IV Gama.
La extensión de cultivo de La Calahorra (Granada) alberga la producción de distintas variedades destinadas a los envases de IV Gama.
Virginia Hernández / Huéneja

30 de mayo 2009 - 01:00

Es refrescante, sana, natural y permite elaborar platos frescos en pocos minutos. La lechuga ocupa un hueco en casi todas las mesas de España a la hora del almuerzo o de la cena. El hábito viene de lejos, pero cada vez son más las personas que se suman a un esteoreotipo de vida saludable y, asimismo, cada vez son más las variedades que se pueden elegir en cualquier comercio agroalimentario. Además, ya no hay excusas, empresas como la almeriense Primaflor venden sus productos listos para el consumo. Son los denominados artículos de IV Gama, lavados y cortados, sólo hay que abrir el envase y voilà, primer plato del menú.

Nacida hace más de tres décadas, Primaflor es uno de los referentes en el sector. Fue pionera en la introducción de la IV Gama en Andalucía, hace ya seis años, y continua investigando nuevos productos con los que sorprender al cliente (principalmente grandes superficies) y, lo que es más importante, al consumidor.

Su producción se localiza en varios puntos de la provincia. Va rotando según la estación, desplazándose desde Pulpí a Jérez del Marquesado (Huéneja), Dólar o La Calahorra, en Granada. "Se van solapando las altitudes", explica Andrés Guillén, responsable de zona de los municipios granadinos. El motivo no es otro que la búsqueda de temperaturas adecuadas, que no alcancen cotas superiores a 33 grados centígrados o inferiores a cero.

Acompañamos a Guillén y al responsable de mantenimiento, Jesús Navarro, a lo largo de las plantaciones granadinas que constituyen la denominada 'zona de verano' de Primaflor (en invierno la producción se ubica en Pulpí por los motivos apenas mencionados). Al elevar la vista, se extiende ante nosotros un mar verde y púrpura. Escarola romana, trocadero, radicchio, lollo rosa, hoja de roble roja... hay más de una decena de variedades vegetales en estas inmensas tierras de cultivo.

La extensión de Jérez del Marquesado ocupa 120 hectáreas (Ha), al igual que La Calahorra. En la primera se dedica un 50% al desarrollo de cogollos o lechugas baby, y la otra mitad para la variedad iceberg. La segunda superficie, por su parte, alberga las 'especialidades', es decir, las variedades que se utilizan para la IV Gama. Dólar ocupa una superficie más pequeña, 75 Ha, reservada exclusivamente para el sembrado de iceberg. Ésta ultima se utiliza tanto para la venta en fresco (por unidades), como para las confecciones de ensalada listas para el consumo.

En 2008 se produjeron en estas tierras 9.000 millones de unidades de cogollos baby, ("la lechuga va por pieza", especifica Guillén); y 12.000 millones de iceberg. La IV gama "es otra historia, va por kilos", y se contabiliza una vez manipulada en el centro de operaciones, en Pulpí.

"Aquí sólo desarrollamos la materia prima", continua el responsable de zona. Lo vienen haciendo desde principios de los años 90, cuando la firma pulpileña se asentó en Dólar, para después ampliar sus terrenos en Huéneja y La Calahorra.

El ciclo de crecimiento de los hortícolas varía dependiendo del ciclo y de la planta. Oscila entre los 35 y los 90 días, desde que se cultiva la planta hasta que se recolecta. Durante este tiempo, hay que "escardar" la tierra y quitar la hierba para que la lechuga pueda desarrollarse de manera correcta. Además, se utiliza la técnica de goteo bajo tierra para regarlas (cada Ha recibe alrededor de 3.500 metros cúbicos durante todo el ciclo de crecimiento).

En cuanto a los cuidados específicos, se aplican productos líquidos (nitrógeno, fósforo) sobre las plantas para evitar plagas y enfermedades. Posteriormente, personal cualificado estipula un plazo de seguridad de 14 a 20 días para que los hortícolas los eliminen de forma natural en el ambiente. Una vez están listas para la recolección, se procede a la misma de manera manual o, en el caso de las variedades baby, de modo mecanizado.

En los puntos álgidos de la campaña (julio y agosto) llegan a trabajar hasta 500 personas en las tres áreas de cultivo. Los trabajadores, en su mayoría mujeres, son oriundos de la zona y de municipios limítrofes como Fiñana, Abla o Abrucena.

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